Diputados marrulleros

Los políticos deben, inexcusablemente, vivir bajo las leyes que aprueban.  Es inadmisible que practiquen la legislorrea y que aprueben leyes malas; y que, encima, traten de que estas no los perjudiquen como perjudican a los demás.

Por eso merece un rechazo absoluto la marrullería esa de ese esperpento que es la Ley de Extinción de Dominio no se aplique a casos de corrupción.

La ley esa es cuestionada porque es violatoria de las garantías del debido proceso y de la presunción de inocencia.  Como es parte de la guerra perdida contra las drogas, pocos se atreven a cuestionarla.  Empero, ya es muy, pero muy malo que sea una normativa arbitraria y perjudicial para el estado de derecho, como para que, encima, los políticos pretendan recetársela sólo a los demás.

Los privilegios siempre son repugnantes; pero en este caso el que los políticos se escapen de aquel adefesio legal, es doblemente repugnante.  Sobre todo porque los chapines sabemos que el enriquecimiento ilícito a costa de los tributarios es una práctica común entre aquellos que tienen el poder para vivir del presupuesto del estado y de los impuestos.

Esta entrada fue publicada en el diario Siglo Veintiuno.

Comments

comments

Comments are closed.