Pedro Salinas, periodista, falleció el 31 de octubre pasado. Pedro fue mi jefe directo en el Aquí el mundo cuando me inicié en el periodismo como editor de la Sección Internacional del medio día, en aquel noticiario legendario. De él me impresionaba su serenidad, su seriedad y su memoria prodigiosa. ¡Prodigiosa! En la oficina que compartíamos guardaba largos y numerosos rollos de teletipo y él sabía exactamente dónde estaba qué. Recordaba fechas y actores noticiosos de una forma impresionante.
Luego de dejar Aquí el mundo, Pedro se hizo cargo de la dirección del noticiario Tele Prensa; y cuando la administración democratacristiana consiguió el cierre de aquel noticiario, Pedro me invitó a formar parte del que dirigía. Y fue por eso que me hice cargo de la Sección Internacional de TP donde luego también fui anchorman, como lo había sido en AEM.
Pedro y su hermano, Estuardo, con quien también tuve el gusto de trabajar, eran dos instituciones del periodismo nacional. Mi anécdota favorita con Pedro es la de una vez que recibí una carta de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca en la que se me conminaba a publicar una especie de manifiesto o comunicado y se me amenazaba con atenerme a las consecuencias o algo así. La cosa es que se la mostré preocupado a Pedro y el la tomó. La arrugó y la tiró al cesto de la basura. Y me dijo, con su voz que era característica: No se preocupe. Estas vienen a cada rato.
Otra cosa que recuerdo de Pedro es que era capaz de producir el noticiario mientras hablaba por horas con don Tono Mourra, el propietario del Canal. Pedro podría redactar, supervisar ediciones, dar instrucciones y llevar el control de la emisión nocturna -con total serenidad- mientras hablaba por teléfono con don Tono.