Esta pequeña exhibición de cajas fuerte se halla en antiguo edificio de El Correo, en la ciudad de Guatemala. Las más viejas han de ser de principios del Siglo XX; en tanto que las más nuevas tienen todo el color y aspecto de ser de los años 70.
Mi bisabuela, Adela, tenía una caja fuerte negra y de principios del Siglo XX en su dormitorio; y mi abuela, Frances, tenía otra -gris y cincuentera- en su estudio. Mi abuelita, Juanita, contaba que en la casa de su madre había una caja de hierro en el último patio. Mi tío Freddy importaba cajas fuertes; y durante un tiempo, en su oficina, hubo unas grandes como refrigeradoras que olían muy rico. Olor que contrasta con las de la foto que tienen un intenso olor a húmedad y moho.