Ahora que leo que María Encarnación Mejía, Fiscal General a.i., limpió las quejas que había en su contra antes de postularse para ocupar el cargo de forma permanente, me acordé de la canción de Pin Pon que dice:
Pin Pon es un muñeco de cara de cartón,
se lava la carita con agua y con jabón.
Me acordé, también, de que una vez leí -y quién sabe dónde- que el dictador Justo Rufino Barrios había sido inscrito como J. Rufino Barrios y que la J era por José; pero que él, cuando ya estaba en el poder, se mandó a cambiar el José por Justo. Vaya usted a saber. A lo mejor alguien nos cuenta si esta historia es cierta, o no.
Me acordé, también de que también leí que Julián Raymundo Riveiro y Jacinto, arzobispo de Guatemala, le arregló la partida de bautismo al dictador Manuel Estrada Cabrera para resolver con un borrón el tema de que era hijo fuera de matrimonio. Esa historia la cuenta Pedro Arce y Valladares en La época de Manuel Estrada Cabrera a través de testimonios inéditos orales, por Mauricio Pinto.
No es extraño, pues, que quienes puedan, arreglen las cosas de acuerdo con sus intereses. Lo que está por verse es si es correcto en el caso de la Fiscal.