¿Quién, sino este emprendedor extraordinario que es T.J. Rodgers iba a protagonizar la búsqueda del vino perfecto? En la University of California, Davis, se encuentran siglos de tradición vinícola con lo último de Silicon Valley gracias a que Rodgers donó 152 tanques de fermentación equipados con tecnología de punta capaces de monitorear niveles de azúcar, temperatura y de transmitir datos, de forma inalámbrica. La tecnología desarrollada por Cypress Semiconductor Corp. que es la empresa de Rodgers, no sólo ahorra muchas horas/hombre en la elaboración de vinos, sino que permite la producción de barriles de vino exactamente iguales. Rodgers, por cierto, también tiene viñedos.
Algunos productores no aprecian aquella tecnología, pues opinan que una de las mejores cosas de hacer vinos es que no hay receta; en tanto que otros le han dado la bienvenida a este avance científico y tecnológico que podría ayudarlos a mejorar sus productos. Todo esto lo leí en The Wall Street Journal. Yo, por mi parte, soy de la opinión de que los vinos son como el orden social: que son producto de la acción humana, pero no del designio humano.
En la foto estoy conversando con T.J. Rodgers, que visitó Guatemala en 1999. En esa ocasión recibió un doctorado honoris causa de la Universidad Francisco Marroquín.
[…] Allison, T.J. Rodgers y Milton Friedman, son mencionados entre los heroicos innovadores que construyen el mundo, en el […]