El domingo, cuando leí la historia triste de los habitantes de Las tablas, en Chiquimula, me dió rabia. ¡Esa gente no debería vivir en la miseria! En lugar de estar ahí, esperando a que los devore el hambre, como dice el reportaje, ¿por qué no están trabajando en una mina, o en una cantera en Zacapa, Jalapa, o Chiquimula? ¿Por qué no están trabajando en una plantación en Retalhuleu, Santa Rosa, o Izabal? ¿Por que no están trabajando en una fábrica en Guatemala, Quetzaltenango, o Escuintla? ¿Por qué no están trabajando en un centro comercial de Huehuetenango, Alta Verapaz, o San Marcos?
Ah, porque vivimos en un sistema que obstaculiza y castiga el ahorro y la formación de capital. Y sin capital, ¿de dónde van a salir las minas, las fábricas, las plantaciones y los centros comerciales? Ah, porque vivimos en un sistema místico y perverso en el cual la explotación minera y la producción de energía eléctrica son como la violación de Pachamama y el rapto de Gaia. Ah, porque los políticos socialistas necesitan a los pobres para tener clientela; pero no cualesquiera pobres. Los pobres de Oriente -que no usan trajes típicos, ni viven en concentraciones electoralmente atractivas como los pobres de Occidente- esos pobres que se sienten a esperar porque a ellos…ni bolsa solidaria les va a llegar.