Ayer me di gusto para el almuerzo con un buen plato de spaghetti con anacates; y en esta temporada hay que aprovecharlos.
Si los compra en la calle hay que hacerlo temprano, en la mañana, para que no estén asoleados. Ultimamente he visto que en el mercado de la Villa de Guadalupe los tienen muy frescos y hermosos. Al prepararlos hay que tener cuidado de conservar su sabor delicado; algunas personas les ponen ajo, ¡y hasta mucho ajo!, y hace poco vi una receta, en un diario, que incluso llevaba salsa soya. Algo así mata el sabor primordial de estos hongos magníficos.
A mí me gusta hacerlos con mantequilla, un toque de cebolla picada, algo de perejil, sal y pimienta negra y un chorrito de Jerez, casi imperceptible, y luego ligeramente espesado con maizena. Ya sea sobre pan, como bocas; o con spaghetti, quedan deliciosos.
Los disfruto mucho desde que era niño, por su color, su textura y la resistencia que ofrecen, y por su sabor inconfundible.
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This entry was posted on miércoles, agosto 25th, 2010 at 10:50 am and is filed under alimentos, hongos.
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