La sopa de tortuga es una de mis favoritas; y el domingo comí una en el restaurante Paa Bank, de la zona 9. El propietario, por cierto, contó que su madre compró la receta en los años 70 y pagó por ella Q1000 de aquel entonces.
A principios de los años 90 yo tomaba sopa de tortuga con mucha frecuencia porque la del Club Industrial era magnífica y mi oficina estaba en el Edificio de la Cámara de Industria. Luego la pedía en otros restaurantes hasta que mi amigo Carlos, que dirigía uno, me advirtió que en muchos lugares no usaban carne de tortuga, sino de gallina.
Mi padre tenía su proveedora de carne de tortuga en el Mercado de La Placita, a donde íbamos a conseguir insumos, principalmente los días sábado. De verdad no recuerdo una sola vez en la que yo no haya disfrutado de alguna de esas incursiones al mercado en busca de aquello que almorzaríamos en ese día, o al día siguiente. Allá íbamos a comprar los ingredientes para la paella, los anticuchos, los huevos de parlama, los pollos rostizados y otras delicias que preparaba mi padre.
¿Cuáles son mis otras sopas favoritas? La Minestrone y el Caldo de mariscos que hago; la Sopa de la nana, de mi amigo Raúl; la Sopa de cebollas que hacía mi padre; el Caldo de albóndigas, el Caldo de arroz y menudos, y la Sopa de ajos, de mi madre; la Sopa de frijoles del Hotel Cacique Inn en Panajachel; el Cak-ik, del restaurante Senahú en la zona 1; las Cremas de hongos, espárragos y arvejas, y el Clam Chowder que hacemos en casa; y el Caldo de patas, de la Tía Cony.
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