Caldo de verduras, conejo, pasta con crema, rábanos rallados y tortillas, fueron el delicioso almuerzo que compartieron conmigo, ayer, los chicos y chicas del
Hogar Rafael Ayau.
Siempre es una dicha pasar buenos ratos en compañía de los niños y niñas del Hogar. Da gusto ver cómo van creciendo y remontando
las dificultades con las que han empezado sus jóvenes vidas. Llena de alegría ver su alegría.
Esto claro, a pesar de que la ley antiadopciones condenó a muchos de ellos a no conseguir familias; a pesar de que todos los recursos y potencial del Hogar no pueden ser aprovechados en su plenitud; y a pesar de que las aulas, los dormitorios y el comedor están muy vacíos.
Con todo y todo, las visitas al Hogar siempre me llenan de ánimo; porque la obra de las madres Inés, Ivonne y María ha dejado una huella valiosa en las vidas de estas criaturas. Niños y niñas para los que la idea de que la libertad y la responsabilidad están inseparablemente ligadas, no les es ajena. Niños y niñas que conocen los efectos malignos de la coaccion arbitraria. Niños y niñas que saben que un pueblo de súbditos, no es un pueblo de ciudadanos.
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This entry was posted on miércoles, abril 28th, 2010 at 10:15 am and is filed under adopción, Hogar Rafael Ayau.
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Te recomiendo cuando puedas leer Canche Peroles y Nariz de Frijoles.Como sabes el tema de la adopción esta cerca de mi corazón.Te cuento aproposito de ello y de los blogs que gracias a el blog Guatemalan Genes fui invitada por El Latin American Heritage Camp a ser guest speaker en el mismo. El campamento esta dirigido a padres con hijos adoptados de latino america y según tengo entendido la mayoría son de guatemala!
¡Felicitaciones!, tengo el libro en casa, seguramente lo leeré. Saludos