Sin ProReforma, tu eres al que pisan…

Tu eres al que pisan, dice esta pinta que encontré no recuerdo si la vi en la novena, o en la 11 avenida de la zona 1. Y ahora que existe la posibilidad de que un grupo de diputados les niegue a los guatemaltecos expresarse democrática y directamente sobre el proyecto de reforma constitucional ProReforma, no pude sino pensar en este mensaje.


Si el establishment político nos niega a los chapines la posibilidad de decirle que Sí a ProReforma, nos privará de aquella disposición que, en el Proyecto, dice que en ningún caso el Senado o la Cámara de Diputados emitirán Ley o decretos arbitrarios o discriminatorios, en los que explícita o implícitamente se concedan prerrogativas, privilegios o beneficios que no puedan disfrutar todas las personas que tengan la oportunidad de hacerlo. ¡Nadie!, sino el equipo de ProReforma ha sido tan audaz como para prohibir los privilegios expresa e inequivocamente.

Si el establishment político nos niega a los chapines la posibilidad de decirle que Sí a ProReforma, nos privará de la oportunidad de separar el órgano que conoce, discute y aprueba las leyes como normas generales y abstractas; del que conoce, discute y aprueba la legislación como normas específicas y concretas. !Nadie!, sino el equipo de ProReforma ha sido tan audaz como para quitarle al Organismo Legislativo los incentivos para ser un mercado de leyes…y de privilegios.

Hay un grupito de diputados -apoyado por un grupito de columnistas, por representantes de grupos de interés muy ligados al establishment político y mercantilista, y por exmiembros de la guerrilla- que creen que encontraron el talón de Aquiles de ProReforma en los límites de edad para los senadores. Según la falacia en la que se apoyan, el hecho de que los senadores sólo puedan ser elegidos a los 50 años de edad, por sus coetaneos, es antidemocrático.

No explican, los que atacan a ProReforma, que ¡todos! los coetaneos de ¡todos! los que cumplan 50 años,¡sin distinción alguna!, podrían tener la oportunidad de ser senadores. A esto se le llama igualdad ante la ley, y es un principio propio, no sólo del sistema republicano, sino del estado de derecho. Alegan, los que se oponen a ProReforma, que la disposición discrimina a los menores de 50 y a los mayores de 65 (porque a esa edad deben abandonar el senado); pero tanto Occidente como otras culturas, incluyendo la maya, tienen una larga tradición de confianza en las personas mayores y de experiencia para el trato y conocimiento de asuntos de estado. El Presidente de la República, por ejemplo, de acuerdo con la Constitución guatemalteca, no puede ser un patojo de 35, 30, o 18 años. ¡Nadie!, sino los promotores de ProReforma, ha sido tan audaz como para reconocer que en ciertos aspectos de la vida jurídica y política del país, es más importante confiar en la experiencia de las personas que conocemos, que hacer una piñata demagógica y encargarles la ley a personas que sólo conocen en su casa a la hora del almuerzo.

¿Conoce, usted, a su diputado? ¿Sabe quién es su diputado? ¿Recuerda quiénes estaban en la lista de candidatos a diputados por los que usted votó? Si no recuerda a todos, ¿recuerda a los cinco que encabezaban la lista? Vaya pues, ¿recuerda a los tres que encabezaban la lista?

Si logramos que democráticamente se nos consulte si queremos a ProReforma y logramos el Sí, imagínese usted: En toda su vida, sólo tendrá una única oportunidad de elegir senador. Y esa oportunidad será entre las personas que, como usted, cumplan 50 años. ¿Con cuánta anticipación se interesará, usted, en averiguar quiénes son los candidatos? ¿Con cuánta anticipación les hablará a sus coetaneos acerca del tema? ¿Conoce, usted, a gente de su edad que serían senadores ejemplares?

¡Nadie! -sino los que proponen ProReforma- ha sido tan audaz como para confiar total y absolutamente en los electores, como para desafiar al establishment, como para proponer expresa e inequivocamente la eliminación de todos los privilegios, y como para quitar los incentivos que hacen del Congreso un mercado de canonjías. Y por eso es que el establishment, en alianza con la exguerrilla, le tiene pavor a ProReforma.

Si ProReforma no es democráticamente sometida a consideración directa de los electores y de los tributarios, el establishment y sus aliados ganarán la partida. Y, ¿adivine, usted, quién va a salir perdiendo?

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