Nuestro nivel de vida se hunde al paso que nuestros países porque no somos eficaces. Y no damos en la tecla porque vivimos presos de clichés o frases hechas muy equivocadas, que repetimos sin pensar, y nos inhabilitan. Pensamientos que nos sacan del juego y he aquí algunos ejemplos:
1) Aquí va a pasar algo, decimos, tiene que producirse una reacción. Pero el principio físico de acción y reacción no rige en la sociedad humana. Si dejamos de hacer lo que debe hacerse, o lo hacemos mal, de modo inapropiado o extemporáneo, sencillamente no va a pasar nada. O va a pasar algo peor, porque en la sociedad sí rige el principio de creciente entropía, o desmejora progresiva ante la inacción. Las reacciones se producen; pero no solas. Y las oportunidades también se producen.
2) Es que tenemos que tocar fondo. Otro error porque la sociedad no tiene fondo, porque no es una piscina, ni un baúl. Muchos clichés son meros justificativos de la pereza: Esperemos a tocar fondo… cruzados de brazos.
3) Tiene que haber un cambio. Pero un cambio no se hace solo; y además puede ser para peor; y de hecho el comunismo nos amaneció tras la promesa de un cambio. ¡Y vaya cambio! Pero cuando aprendemos que un cambio no es suficiente, y debe ser para mejor, ya tenemos la soga al cuello.
4) Y ya apretada la soga decimos: ¡Tenemos que hacer algo! Pero algo no basta, porque puede ser algo inútil, ineficaz, impropio, imprudente, irracional, tal vez injusto e inmoral. Y cuando hacemos algo, no es contra el sistema, sino contra algún abuso de algún representante, y contra esa persona. Protesta contra el cierre de una televisora y por los estudiantes en Venezuela, contra un reglamento electoral tramposo y por la autonomía departamental en Bolivia, o contra los impuestos a los productores de soja y por el empresariado del campo en Argentina, o por la muerte de un abogado y la de un empresario y su hija en Guatemala.
Nuestra debilidad impide que constituyamos una fuerte corriente de opinión a favor de la prosperidad y del libre mercado, que es la única vía para conseguirla. E impide que formemos un partido o varios para expresarla y respaldarla. De esa manera los socialistas ganan las elecciones y se hacen con el poder. Y una vez con el poder en la mano, los socialistas se comportan como tales: mienten, roban y abusan. Cómo esperamos que se comporten?
Lo que hacemos luego es protestar, quejarnos y marchar en señal de repudio por tal o cual abuso en particular. Porque somos incapaces de elevarnos mentalmente, del plano de los hechos circunstanciales al fondo de las cuestiones, de razonar sobre principios. Rechazamos las abstracciones…y por eso no somos luz para el mundo.
5) A la propuesta de libre mercado decimos Todos los extremos son malos, como si fuesen igualmente malos la salud y la enfermedad, la locura y la cordura, la sabiduría y la ignorancia. O en esa misma vena decimos Todos los dogmas son malos, como si todo principio fuese un dogma, y debiese rechazarse por el mero hecho de ser un principio, con lo que seguimos en la política sin principios, en el cambalache de siempre por los puestos públicos.
6) Cuando se discute y se critica, alguien dice: No seamos negativos; otro cliché, que se opone al pensamiento crítico y lo anula. Así se nos imposibilita rectificar, y por tanto avanzar.
7) Todos tenemos derecho a opinar. Pues sí; y todo el tiempo opinamos de todo. Pero las opiniones no tienen igual valor: no es lo mismo una opinión fundada que otra sin base. No es cierto que Todas las ideas son respetables porque muchas ideas son dañosas, perversas, criminales, si bien las personas que las sostienen son respetables, hasta que las ponen en práctica.
8) Nadie es dueño de la verdad, el cliché relativista. El relativismo es la filosofía que reina hoy en la Posmodernidad. En sus distintas formulaciones -más fuertes o más débiles- el relativismo niega la existencia de verdades objetivas, o de verdades trascendentes, absolutas e incondicionales, universalmente válidas. O en todo caso niega la posibilidad de buscarlas, conocerlas, entenderlas y expresarlas (escepticismo).
El relativismo se liga al irenismo: en nombre de la paz y la armonía se suprime la discusión y se acalla la verdad. Eso nos angosta la perspectiva, nos quita los principios, nos destruye los valores, y nos condena al conformismo y a la pasividad. Nos estanca y atrasa porque nos impide el progreso intelectual, económico, político; y aún moral, porque sirve de acomodaticia justificación a toda conducta.
9) El problema es muy complejo… dice el cliché que los expertos repiten con voz engolada y cara de profundos …y la solución debe ser integral; ¡otra frase hueca! Pero es que todo problema luce muy complejo hasta que se entiende y se halla la respuesta. Si le dicen que “el problema es muy complejo” lo que significa es Hasta ahora no he podido hallar la solución. Dígale: OK siga buscando amigo, y avise si la encuentra. Y la solución para todo (integral), no la hay.
También decimos El cambio tiene que empezar por adentro, en el interior de cada quien. Es muy probable, pero ¿cuáles cambios? Si hay leyes malas e instituciones pésimas, nada ganamos con cumplirlas y obedecerlas. Y si crean perversos incentivos para el mal comportamiento, se hace un círculo vicioso: ¿el huevo o la gallina?
10) El socialismo es bueno en teoría. ¡Qué disparate! Si siempre trae pobreza, casi siempre sangre y muerte a raudales, y jamás funciona como se supone, ¡entonces es una pésima teoría!
11) Todas las teorías son buenas. ¡No! Hay teorías buenas, regulares y malas. No todas las teorías son verdaderas: realistas y objetivas, racionales y éticas. Pero no siempre lo admitimos de las teorías, ni de las opiniones.
Por eso opinamos con ligereza, y confundimos opinión con saber. Aceptamos acríticos cualquier cosa que digan por la Prensa. O la Internet. No siempre nos documentamos, ¡mucho menos aún investigamos las fuentes! Opinamos sin hacer las debidas preguntas, ni conocer los puntos de vista y cursos de acción posibles, los argumentos en pro y en contra. No tenemos la paciencia de rastrear antecedentes históricos a fin de ganar perspectiva. Decidimos sin pensar, y pensamos superficialmente.
12 ) Y por fin, nos agrade o no, los cursos de acción que producen los resultados buscados y los cambios para mejor, son políticos. No hay más remedio. ¡Ah pero La política es sucia! dice el gran cliché. Y si no: ¡Política sí; partidos no! Ese sí es ridículo. No hay alimentos sin fincas, economía sin empresas, o fútbol sin balón. No queremos dictaduras, ¡pero queremos democracias sin partidos! ¿Cómo saldremos entonces de la crisis.
Gracias a Alberto Mansueti, autor de Las Leyes Malas, por estos párrafos que me he tomado la libertad de adaptar (sin consultarle).