Los pelos se me erizaron y el pulso se me aceleró. En los mejores momentos de la gesta de hoy, cuando la gente gritaba y aplaudia, cuando entonábamos el Himno Nacional, podía recibir la energía y la fuerza que emanaban del gentíal que estaba reunido en la Plaza Italia de la ciudad de Guatemala.
Vea usted las fotos, lea los carteles que llevaba la gente, vea sus expresiones. Note que hoy, la gente se entregó con pasión y con entusiasmo a esta lucha cívica. Ahí había niños, jóvenes y ancianos; hombres y mujeres; gente de la ciudad y de otras áreas del país; todos unidos por los deseos de justicia y de paz. ¡Que gusto daba ver estudiantes de todas las universidades superando las divisiones artificiales que nos han separado a ellos y a todos los chapines!
En esta ocasión fui invitado a participar en la tarima como animador, je je. Ahí traté de cantar Voy a pasarmela bien, de Hombres G; pero a mí no se me da el canto. Pude ver cómo llegaban multitudes por la Séptima avenida y cómo había gente junto al mercado de La Placita y en las terrazas de los edificios adyacentes.
Le conté a la gente cómo es que hoy, en una entrevista, el vicepresidente Rafael Espada comentó que a él no ha sido atacado (cómo si las denuncias de Rodrigo Rosenberg fueran un ataque) porque no tiene nada que esconder. Y a mí se me hace que Espada sabe que otros sí tienen algo que esconder. Espada sabe con quiénes está metido porque ya desde la campaña electoral él había contado que mucha gente le daba dinero a él porque no confiaban en Sandra Evita Torres, en Alvaro San Nicolás Colom y en su partido, la Unidad Nacional de la Esperanza. ¿Qué tan cómodo está ahora Espada en esa compañía? Yo digo, y dije en la Plaza, que el Vicepresidente debe asumir su responsabilidad y pedirle la renuncia a Los Colom para rescatar institucionalidad, obtener alguna autoridad, y proteger el orden constitucional.
Durante la gesta de hoy destacaron muchas cosas buenas: la gente que la hace posible es un equipo admirable que trabaja con un pasión que inspira; la seguridad fue impecable y en la Plaza Italia fue provista por la Policía Municipal de Tránsito; no hubo conatos de enfrentamiento con los grupos de personas que traen Los Colom.
Eso nos preocupaba mucho, y el sábado en la tarde me había reunido con un grupo de chicos que tenían la misma inquietud. Chispudos ellos habían elaborado un plan de contingencia en caso que se dieran enfrentamientos y en caso de que hubiera alguna emergancia de seguridad. Nada de eso ocurrió y todo ocurrió de forma pacífica como debe ser. ¡Gracias a quienes, con sus gestiones y sus buenos oficios hicieron anularon las posibilidades de violencia que se perfilaban!
Al conlcuir la jornada en la Plaza Italia, la gente comenzó a caminar por la Séptima avenida hacia el sur en dirección del Monumento a los Próceres de la Independencia de Centroamérica; y ¡wow!, no se imaginan ustedes mi sorpesa cuando llegué a la pasarela que cruza esa vía con rumbo al Banco de Guatemala. Ahí se veía toda la avenida, hasta la Torre del Reformador, como un enorme río blanco. ¡Toda la avenida llena de gente! Un poquito y se me salen las lágrimas.
Tengo confianza en que estas jornadas concluirán no sólo en un proceso judicial y político que afianza la justicia y que ayude a acabar con la impunidad en Guatemala; tengo confianza en que está consituyendo un valioso proceso de educación cívica para una nueva generación de chapines comprometidos.
Mi generación y la generación de mis padres (que son relativamente jóvenes) se perdió de la experiencia cívica debido a la guerra que sostuvieron la URNG y sus componentes, durante 36 años; y no es sino hasta esta nueva generación que los patojos chapines -quitados de los traumas de aquella guerra- están siendo actores y protagonistas de su propio tiempo. Algo que sólo unos pocos de mi generación pudimos medio experimentar, debido al miedo que prevalecía y a las condiciones adversas.
Cansado y asoleado, hoy me iré a la cama contento. Contento porque en las miradas que ví en la Plaza Italia, supe que Guatemala tiene futuro, y que el futuro está aquí y ahora entre nosotros.
Hola Luisfi!!! A mi también se me salieron las lágrimas en la Plaza Italia, cuando ví a tanta gente buena, sin otro interés que el rescate de nuestra Guatemala! Qué pilas somos los guatemaltecos y qué creativos. Qué buen artículo, te felicito!