Seguramente usted ha oído esta historia; la del campesino que llega a una distribuidora de camiones y se lleva uno luego de pagarlo, en efectivo, con el monton de billetes que sacó del morral que le colgaba del hombro.
Eso ya no va a ocurrir; porque cuando
Juan Maltiox saque la plata que ha ganado luego de varios meses de vender sus zanahorias en los mercados del país, inmediatamente será sospechoso de
narcotraficante. En consecuencia, no sólo no podrá llevarse el camión, sino que habrá de ser
denunciado ante la Superintendencia de Bancos y seguramente será investigado como si fuera un criminal. Don Juan caerá víctima de la guerra contra las drogas.
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This entry was posted on jueves, mayo 7th, 2009 at 2:15 pm and is filed under drogas, Guerra contra las drogas, narco.
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Muy bien ejemplificado!!!
Luisfi. Esto puede que sea considerado una leyenda urbana pero yo te puedo confirmar que sí la viví.Debe haber sido por los años 82, 83 cuando, acompañando a mi papá, fui a una agencia distribuidora de camiones (no voy a decir la marca del “trabajador para ganar dinero”) a comprar un repuesto para un camioncito viejo descompuesto en nuestra empresa agrícola.A la par del mostrador de entrega de producto había un campesino en cuclillas, casi escondido atrás de una maceta de gigante (dracaena).Quiero aclarar. Lo de “campesino” no me lo imagino ni lo utilizo subjetivamente. Sencillamente mi ambiente habitual en ese tiempo era de campo y sé reconocer a un trabajador del campo (campesino)cuando lo veo. Sus manos, su ropa, su calzado (o la falta del mismo), etc.El policía privado del lugar se acercó para pedir al tipo que se marchara, pues consideró que causaba molestia a los demás clientes, quien sabe por qué razón…Inmediatamente llegó uno de los vendedores, reprendió al policía y se deshizo en disculpas ante el personaje. Allí, frente a quienes estábamos en el lugar, el “comprador” sacó de su morral un montón de billetes de cien amarrados con pedacitos de lazo de yute y se los empezó a entregar al vendedor, quien casi escandalizado los rechazó y le pidió que entrara a una oficina para completar la operación.Nunca ví al campesino salir “manejando” su camión, pero sí sé que en ese momento lo estaba comprando y que lo pagó con cash.Pasó mucho tiempo pero aún sigo utilizando ese ejemplo para visualizar y compartir. No importa tu condición social o cultural, tu estado de ánimo o tus creencias, lo único que se necesita para comprar un camión nuevo es tener la plata, nada más… En ciertas circunstancias es una lección muy inspiradora.Respecto al comentario de fondo, pienso que es infinitamente desgastante ver cómo poco a poco nuestros ilustres gobernantes nos ahogan entre más y más leyes, más y más normas. Preocupa que de verdad creen que están resolviendo todos los problemas con esas acciones.Lo curioso es que hasta ellos mismos saben que la aplicación de la norma al 100% es imposible, incluso aunque establezcan consecuencias coercitivas, y que ese factor porcentual que se escape a su riguroso control será precisamente el que se lleve la mayoría de operaciones que provienen de dineros “ilícitos”.¿Qué es eso? A mí me enseñaron que el dinero es de quien lo tiene. Luego aprendí que por eso se llaman títulos al portador. Tanto relajo por un par de babosos que se encuentran con acceso a plata y compran cosas con esa plata. Otra vez, atacando los efectos y no las causas. Uff, desgastante…Esa es precisamente la razón por la que simpatizo con ProReforma. Porque considero que ataca las causas y automaticamente hará que desaparezcan los actuales efectos.Saludos.