Hoy, los majestuosos liquidambares que veo desde mi ventana, en
mi oficina, se agitan y se mecen gracias a lo que bien pueden ser los primeros vientos del fin de año en Guatemala.
Estos vientos inauguran la
temporada de barriletes; y traen el frío característico de noviembre, diciembre, enero y febrero. Los vientos coinciden con un cielo azul intenso y con el tiempo de los celajes. Mi amiga Karen Cancinos, dice que “el frío es una fuerza civilizadora”; y estoy completamente de acuerdo con ella.
Los vientos estos son agradables; pero recuerdo que -a mediados de los años 70- hubo unos que me botaban de la bicicleta, en Panajachel. Eran tan intensos que impedían que uno avanzara con eficiencia.
Comments
comments
This entry was posted on lunes, octubre 27th, 2008 at 10:58 pm and is filed under arboretum, clima, Guatemala.
You can follow any comments to this entry through the RSS 2.0 feed.
Both comments and pings are currently closed.
Herr Kommandant! qué bonito texto… efectivamente, hoy me siento como el sapo al que echaron al charco a nadar, jajaja! reuerde usted que soy un mono highlander, y este frío, impulso civilizador, me hace recordar mi pueble queride, cuando era una niña regordeta, sonrosada y muy feliz (ya no soy una nené, pero sí que continúo regordeta, sonrosada y muy feliz)