Un grupo de Sugar Kings chapines aseguró que podrían invertir más en la producción de etanol, siempre y cuando “exista una ley que les garantice el mercado para su producto”.
Los empresaurios del etanol producen el 45 millones de galones al año, de los cuales el 85 por ciento es exportado a Europa y los Estados Unidos de América.
Este es un ejemplo encantador de un grupo de interés que, sin pena alguna, pretende utilizar la ley para obligar a otros a comprar sus productos, y para obligar a otros a salir del mercado.
En manos de empresaurios así, y de los políticos que son su clientela, la ley deja de ser “la organización del derecho natural de legítima defensa”; y se convierte en “instrumento de todas las codicias y hacedora de iniquidad”, como diría el buen Federico Bastiat.