¡Sorpresa!, en la OIM se cuecen habas

Cándido anda como lelo. “¿Va usté a creer?”, me dijo, “que dicen que la Organización Internacional de Migraciones sobrevaloró las reparaciones del Hospital Antituberculoso”. El pobre Cándido cree que los burócratas internacionales son diferentes a nuestros burócratas locales. El pobre hombre cree que los burócratas y políticos de a dólar tienen motivaciones distintas a los burócratas y políticos de a quetzal.

“Mire usté, que ser tan irresponsable con los enfermitos, eso no tiene madre”, se lamentaba Cándido mientras trataba de no dar crédito a lo que leía en el diario.

“Amigo Cándido”, le dije. “La gente es gente en todas partes; y donde hay arbitrariedad, donde hay arca abierta, donde hay dinero ajeno, y donde no hay consecuencias, pues…pasa lo que tiene que pasar”.

Y luego le recomendé tres libros:

The Lords of Poverty, por Graham Hancock

El espejismo humanitario, por Jordi Raich

ONU historia de la corrupción, por Eric Frattini

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