CNA: Venalidad, rapiña, estulticia y abulia

La columnista, Lesly Véliz, dice hoy que “me resisto a creer que en las esferas del Gobierno guatemalteco no hay capacidad de ejecutar correctamente programas de peso e interés para la población”. Y añade que “El despilfarro en el Consejo Nacional de Adopciones cayó como un balde de agua fría”.

Y, por su parte, el columnista Haroldo Shetemul observó que “estamos ante la creación de un elefante blanco que representa el modelo de la burocracia más bochornosa de este país. Un organismo que debe dedicarse a facilitar los procesos de adopción de niños huérfanos se ha convertido en una oficina con una burocracia dorada que apenas deja una cuarta parte de sus fondos para el personal que deberá hacerse cargo de encontrar familias que adopten. Es lamentable que un consejo cuya razón de ser es velar porque los niños abandonados tengan un hogar, sea utilizado para aprovecharse de los recursos del Estado”.

Yo repeto a ambos y soy cuate de Haroldo; pero…muchá, ¿de verdad les sorprendió? La historia del CNA es la misma historia de Indeca, de Aviateca, de Prolac, de Guatel, de la Lotería Nacional, del Banco Nacional de la Vivienda, del Crédito Hipotecario Nacional, del Banco del Ejército y la del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social. Es la historia del Congreso y debería apostar algo a que es la historia de todo el Ejecutivo y que va ser la historia del Consejo de Coerción Social. ¿Por qué es que el CNA iba a ser diferente a toda la demás costra nostra que es la administración pública chapina?

El CNA es un monopolio artificial, ¿por qué iba a comportarse de forma diferente a otros monopolios forzados? El CNA tiene poder para estropear vidas humanas, y ¿por qué iba a comportarse de forma diferente a otras entidades que tienen semejante poder? El CNA tiene acceso a millones de quetzales de los tributarios, ¿por qué no iba a ser piñata, igual que otras piñatas?

Todo eso se les advirtió a los burócratas internacionales y a sus serviles locales desde que yo me acuerdo; y desde antes. El supuesto negocio de las adopciones, que antes era un asunto contractual entre las partes involucradas, fue concentrado y monopolizado. Los costos que antes pagaban las partes contratantes, ahora lo pagamos los tributarios todos. De verdad, muchá, ¿a quién le extrañan la venalidad, rapiña, la estulticia y la abulia del CNA? ¿A quién le extraña que el CNA y la Ley Antiadopciones que lo creó sean los peores enemigos de los niños que sueñan con un hogar? Lo del desperdicio del dinero de los tributarios es una canallada más; pero, destrozar el corazón de un niño,…clama al cielo y llora sangre.

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