Los precios reales benefician a todos

Hoy leo que el dólar ha bajado a Q7.38 por $1.00; y en el imaginario popular prevalece la idea que veo en un titular: “caída afecta remesas y exportaciones y favorece importaciones”.

Esta visión de que un precio afecta a unos en beneficio de otros viene de la creencia puramente intuitiva de que en el mercado las relaciones son una suam cero; o bien, tiene una génesis dialéctica que supone que unos tienen que estar enfrentados a otros. En el mercado, que se basa en intercambios voluntarios y en el intercambio de valores, ni hay enfrentamiento, ni las cosas son cuestión de suma cero. Las ganancias de unos, no implican pérdidas para otros. A menos que ocurra algo perverso…a menos que haya una intervención política que permita que unos se aprovechen de otros. A menos que unos puedan usar la ley para beneficiarse a costillas de otros. Entonces sí que hay enfrentamiento y entonces sí que las relaciones suman cero.

El simplismo del titular citado supone que el precio del dólar debe beneficiar a importadores, o a exportadores y que estos colectivos son los únicos que hay (o que importan), que están perfectamente diferenciados y que “son”, al margen de los individuos que los componen. Ese es un error colectivista que los analistas cometen cuando analizan desde perspectivas superficiales y de copy and paste.

Como los precios son portadores de información (acerca de la escasez y la abundancia) de los bienes; los precios sirven para saber dónde colocar recursos y sirven para hacer el cálculo económico. Precios mentirosos, generan decisiones desinformadas. Y, por ejemplo, si el precio del dólar está artificialmente elevado, quienes estén pensando en invertir en algo, reciben el mensaje falso de que podrían obtener ganancias elevadas en ciertos negocios de exportación que, de no ser por el precio mentiroso, no serían rentables. Y claro, a los que eran rentables a precios que ya no son los del mercado (o que no están subsidiados) tampoco se les puede garantizar rentabilidad perpetua…y menos a costillas de otros.

De vuelta a la idea de que el tema cambiario es un enfrentamiento entre exportadores e importadores, quienes así lo ven olvidan que “las exportaciones pagan las importaciones y viceversa. Cuanto mayores sean nuestrs exportaciones, tanto mayores deberáns er también nuestras improtaciones, si es que aspiramos a percibir el precio de las primeras. Cuanto más reducidas sean nuestras importaciones, menos conseguiremos exportar. Sin importaciones no podemos exportar, pues los países extranjeros carecerían de los fondos necesarios para pagar nuestras mercancías”. Así lo explica Henry Hazlitt, en La economía en una lección, obrita valiosísima que deberían leer miembros de la Junta Monetaria, periodistas, empresarios y blogueros.

Por otro lado, los tractores, los fertilizantes, los insecticidas y otros insumos para los exportadores son importados y se pagan en dólares. Las personas que están pagando sus casitas(y esperan el IUSI confiscatorio del alcalde Arzú), sin duda pagan en dólares. Muchos bienes de capital para la creación de más y mejores empleos, son importados y se pagan en dólares. ¡La gasolina, el diesel y el bunker se compran en dólares!

Si uno entiende el mensaje de Hazlitt y se da cuenta de que la economía no es cuestión de tesis contra antitesis, la perversión de los precios artificiales para el dólar y los subsidios cambiarios ya sea para importadores, o para exportadores, se hace evidente.

Lo único que beneficia a todos (sin privilegios), porque provee información real es un precio real. No uno político y mentiroso, creado para beneficiar deliberadamente a unos, en perjuicio de otros.

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