Meditaciones sobre el escándalo de los Q82 millones

El escándalo de los Q82 millones, en el Congreso guatemalteco crece y crece. Y como no hay mal, que por bien, no venga, ha servido para debilitar hasta ya no más la capacidad de la administración socialdemócrata para imponer nuevos y mayores tributos a los guatemaltecos.

Y hablando de tributos, he aquí algunas ideas:

1. Los supuestos “ahorros” del Congreso, no son tales. En realidad son consecuencia de la incapacidad de ejecución, o de que presupuestan más de lo que necesitan. En ese sentido, lo que se me ocurre es que si eso pasa ahí, de seguro pasa en otros componentes del estado. De modo que en los próximos presupuestos, y para efectos de calcular si se necesitan, o no, más impuestos; antes que nada habría que depurar todas esas partidas que están de más, o que sirven a intereses particulares. De seguro que, así, se reduciría la supuesta necesidad de aumentar impuestos.

2. ¿Y si sí fueran ahorros? Pues entonces se pone en evidencia que en realidad no necesitan más recursos tomados de los tributarios. Si la administración depura sus gastos innecesarios y mal administrados; si elimina las partidas que sirven a intereses particulares; y si le entran a combatir la corrupción, seguro que con los ahorros pueden enfrentar los gastos.

Ya en otro tema, pero directamente relacionado con el escándalo citado, el martes que estuve en Todo a pulmón, alguien preguntó que qué será que el Frente Republicano Guatemalteco ha estado tan callado. Y la respuesta que se me ocurre es que ese gallo no canta, porque tiene algo en la garganta.

Si yo fuera del Ministerio Público, o de la Intendencia de Verificación Especial, ya hace ratos que hubiera empezado a investigar las administraciones congresiles de varios períodos atrás. Incluyendo las que presidía Efraín Ríos Mont.

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