Hoy se nos informa que “de enero a marzo de este año, la factura petrolera del país ascendió a US$748.5 millones, un incremento de US$289 millones (62.9 por ciento) respecto a igual periodo del año 2007”; sin embargo, no es cierto que tal factura petrolera exista.
Lo que sí existen son millones de facturas que usted y yo, y cada uno de los millones de personas que compramos gasolina recibimos a cambio del pago que individualmente hacemos por el combustible que consumimos.
La creencia de que existe una factura petrolera nacional es un engaño peligroso que puede hacerles creer a las personas que su responsabilidad en la administración de sus propios recursos -en cuanto a consumo de combustible- es una responsabiliad colectiva. Y puede llevar a al falsa creencia de que es necesario hacer algo para reducir la supuesta factura común.
Lo que ocurre, en realidad, es que usted y yo decidimos cómo nos las arreglamos para pagar la gasolina que podemos pagar. Ya no salimos de la ciudad cada fin de semana, ya planificamos mejor nuestros recorridos para aprovecharlos al máximo, ya le pedimos a alguien que pase por nosotros o pasamos nosotros por alguien y, en fin, cada quién ahorra de acuerdo con sus posibilidades y con sus necesidades.
Lo que no debe ocurrir es que se colectivize la responabilidad individual del consumo de gasolina. Basados en ese desatino, los ticos están por cometer un error.