En septiembre de 2003 tuve un accidente porque un vehículo se fue a ensartar contra el mío. Todo se resolvió bien porque nadie salió lastimado y porque el patrón del sujeto respondió por los daños. Cuando le conté lo que me había pasado, a mi amiga Lissa, me preguntó que si yo tenía seguro; y cuando le dije que no, me dijo: “¡Es inmoral andar por ahí manejando sin seguro!” Y está atorada de razón.
Hace un rato me pasó lo mismo sólo que con una moto; pero ya había aprendido la lección y el seguro me sacó del apuro. Fue una perdedera de tiempo, me quedaré si auto durante unos días y tendré que pagar taxis para movilizarme; pero el grueso del daño y del perjuicio me lo quitó de encima el seguro.
El 26 de abril tuve un infarto; y si no hubiera tenido seguro de prepago, una de dos: no me hubiera podido tratar con lo mejor de la tecnología; o hubiera tenido que ir a parar quién sabe a dónde.
Claro que duele un poco pagar mes a mes las primas que uno espera nunca tener que reclamar; pero cuando ocurre lo inesperado…la verdad que es un alivio contar con el seguro.
La foto es de cómo quedó mi auto, hoy.
Buen tip. Bueno, yo lo unico que tengo horita (en forma de seguro) es, un contrato funerario. Voy a considerar lo de los seguros. chau!