Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz, acciónó contra la Corte de Constitucionalidad por la resolución en la que los miembros de aquel Tribunal resolvieron que España no tiene juriscicción para juzgar a 7 guatemaltecos sindicados de delitos cometidos en Guatemala.
La ex candidata presidencial (que obtuvo 5.74% de los votos válidos) dijo que “pudo haber discriminación, ya que los magistrados, por ser ladinos, favorecieron a los sindicados, que son de su mismo grupo étnico”. En la lógica de la fracasada empresaria de farmacias, sólo los indígenas fallarían a favor de los reclamos indígenas, sólo las mujeres fallarían a favor de las demandas de las mujeres, sólo los pobres fallarían en favor de las exigencias de los pobres, sólo los hombres fallarían a favor de las pretensiones de los hombres, y así sucesivamente. Porque, si no lo hicieren, estarían incurriendo, necesariamente, en discriminación contra los suyos.
¡Yo digo que se le aguanta mucho a Menchú! Para ser alguien por quien no votan ni en su mismo pueblo, se le pone demasiada atención a sus disparates. Este último, el de acusar de discriminadores a jueces que resuelven que otro país no tiene jurisdicción para juzgar a personas acusadas de cometer delitos en Guatemala, es, por lo menos, un absurdo que sólo se explica por la necesidad de mantenerse a flote luego de sus fracasos político y empresarial.