¡Cuidado con las roscas electoreras!

En Guatemala, en realidad, no hay partidos políticos. No hay esas organizaciones que, en una democracia, sirven de intermediarias entre el gobierno y los electores y los tributarios. Tampoco hay esas organizaciones fundadas sobre plataformas programáticas y menos sobre principios. Lo que hay son maquinarias electoreras y roscas de amigos (o de cómplices), cuyo objetivo es llegar al poder, o llevar a alquien al poder.

Por eso no es extraño que “la participación de candidatos para optar a cargos de elección popular disminuirá al menos en 10 mil -en comparación con los comicios del 2003-, de acuerdo con el ingreso de expedientes en la Jefatura de Organizaciones Políticas, del Registro de Ciudadanos”. Según Prensa Libre, “Luis Linares, analista de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes), opina que la causa principal de que haya menos candidatos a cargos de elección popular es la reforma de la Ley Electoral y de Partidos Políticos. En ésta se fijó en mil 500 el número de firmas necesarias para constituir un comité cívico, y ya no cien, en municipios que superen los cien mil empadronados”.

Las roscas electoreras tienen el monopolio de la participación política; y yo opino que eso es peligroso.

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