Carta de una lectora

De la lectora Ana Luisa Alvizurez he recibido la siguiente nota:

El día sábado 21 de abril del año que corre, redactó un artículo en Prensa Libre titulado “Los pobres ¡al colegio!” del quisiera hacer algunos comentarios, lamentando mucho que ya haya pasado algún tiempo pero siempre es bueno comentar el tema.

No soy partidaria al cien por cien de la privatización de la educación, pero acepto los grandes errores y horrores que se han cometido en la educación pública y que como cualquier otra institución pública da lugar a la corrupción y la generación de sindicatos “mal intencionados o desvirtuados”, con gente que busca únicamente sus propios beneficios.

El estudio realizado por Pauline Dixon y James Tooley es muy acercado y valedero y sería muy productivo aplicarlo en nuestro país; aunque a decir verdad sin necesidad de un estudio es fácilmente deducible que la educación Privada tiene un alto grado de competitividad y mejor preparación que la educación pública por varias razones, entre las cuales está la exigencia de mantener un rango de alumnos en la institución lo que permite generar la competitividad y la preparación, en primer lugar de los docente y luego el trabajo con los alumnos.

Su comentario final reza de la siguiente manera: “Para la privilegiada dirigencia sindical chapina, igual que para miles y miles de personal alrededor del mundo, los colegios privados son la mejor opción. ¿Por qué? Pues, porque quiere lo mejor para sus hijos y es evidente que lo mejor no está en las escuelas estatales…”

Como ya mencioné es evidente que la educación privada es una razonable opción, aunque quiero que se considere que así como hay muy buenas y excelentes instituciones privadas, así las hay también “de garage” (por la pobre infraestructura y calidad educativa que imparte). También así como hay instituciones públicas en deplorable condición también las hay con un alto nivel competitivo mejor que instituciones privadas.

¿Entonces cuál es la diferencia? UNA CABEZA QUE DIRIJA ORDENADA Y
RAZONABLEMENTE A LA INSTITUCIÓN SEA PUBLICA O PRIVADA. Y ESA CABEZA (DIRECTOR, COORDINADOR O SUPERVISOR) DIRIGIRÁ E IMPREGNARA EN SU PERSONAL EL CARISMA Y LA FILOSOFÍA A SEGUIR PARA FORMAR ALUMNOS Y ALUMNAS ALTAMENTE COMPETITIVOS.

Todo padre de familia está en la total libertad de elegir dónde quiere que estudien sus hijos. ¿Y por qué libertad? Bien lo menciona Jean Bastiat en su libro “La Ley”: La solución del problema social es la libertad y la correcta aplicación de la ley.

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Pues yo estoy de acuerdo con Bastiat; pero hay que recordar que la palabra ley, en su obra, no es cualquier cosa que emana del legislativo, sino que debe cumplir con las características de ser general, abstracta e impersonal. Por otro lado, yo, sinceramente, creo que el problema no es de personas, sino del sistema, de las leyes. Una persona buena, en un sistema corrupto, por muy carismática y filosófica que sea, igual va a fracasar. Puesto en otras palabras: el problema no es el piloto, sino el pichirilo. Saludos.

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