11
Mar 08

¡Aaaaaaaaaaaaleluya!

A los diputados guatemaltecos, el Organismo Legislativo -con dinero de los tributarios- les pagaba almuerzos para que les abundara el tiempo y para que pudieran comer en el hemiciclo parlamentario mientras producían.

La actual administración legislativa dispuso bajar el costo de aquellas comidas (de $11.68 a $5.19) y los diputados se enojaron porque también disminuyó la calidad de las viandas.

Hoy, nos enteramos de que los diputados de la Unidad Nacional de la Esperanza, el partido oficial, no recibirán los almuerzos baratos que les dan ahora y que “ahora no podrán quedarse a trabajar hasta tarde”.

¡Aaaaaaaaaaaaaleluya! Ojalá y cumplan. Ojalá y dejen de producir normativas y regulaciones. Ojalá dejen de repartir privilegios.


20
Oct 07

El meme de don Rafa Espada

Esto debería ser un meme.

¿Algunos financistas prefieren darle recursos a usted que a Colom?

Algunas personas han sido muy enfáticas en decir: “Esto es para tu campaña”, porque no quieren a Álvaro o a Sandra, o no confían en ellos o en la UNE. Y me dicen: “Sólo por vos voy a votar por la UNE”.

Las declaración es de Rafael Espada, candidato vicepresidencial de la Unidad Nacional de la Esperanza; y apareció en una entrevista -realizada por Luisa Fernanda Rodríguez y Wendy Ruano- publicada en Prensa Libre.

Gracias a Primer Intento, por la idea.


21
Jul 07

Prefiero el voto cruzado

Me anima leer que hay un descenso en la intención de voto a favor de los diputados de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE).

Siendo que la UNE encabeza las encuestas, en cuanto al voto presidencial, ojalá que muchos votantes se den cuenta de lo importante que es no poner todos los huevos en la misma canasta, o sea: no darle una aplanadora al jefe del Ejecutivo.

El voto cruzado es una herramienta valiosa en una república que está en construcción, ya que contribuye a evitar que los intereses de la mayoría perjudiquen los intereses ¡y los derechos! de las minorías, al mismo tiempo que obliga a la clase política a establecer prioridades para la negociación.

La distribución efectiva del poder es un pilar del estado de Derecho; y, al respecto, el constitucionalista Alberto Herrarte escribió que “el logro más importante que se atribuye al poder constituyente es la separación de poderes constituidos… gracias a este sistema se evita la concentración del poder… la concentración del poder lleva inevitablemente a la tiranía… lo principal estriba en la limitación de los poderes y en el control recíproco que tengan”.

Desde que vi los efectos nefastos que tuvieron las aplanadoras en los desastres de Vinicio Cerezo y Jorge Serrano, ya hace ratos que comparto el criterio de Herrarte, y por eso es que hace ratos que voto cruzado. No con entusiasmo, pero sí convencido de que lo peor es votar por el mismo signo en todas las papeletas.

Para el caso de la elección presidencial, sigo pensando que la mejor opción es el voto nulo. Algunos lectores creen que este es un desperdicio porque no tiene efectos legales, pero mi hipótesis es otra. Parto de la premisa de que el problema de Guatemala no es de personas, sino del sistema. Creo que no importa quién llegue a la Presidencia, el sistema evitará que tenga éxito.

A partir de ahí, ¿cómo hago para dejar claro que rechazo el sistema? Mi respuesta es que no le doy mi voto al sistema. Pero eso sí, voy a votar. Si no voy a votar no queda claro si es que no fui porque repudio al sistema, o porque ando de viaje, o estoy enfermo. Empero, si me tomo la molestia de ir a las urnas y de votar nulo, ¡eso sí se va a notar en los conteos!, y sumados esos votos nulos a los votos en blanco, resulta evidente que son de rechazo abierto al sistema. El voto nulo quiere decir: ¡No quiero esto, denme una mejor opción!

Es cierto que los votos nulos “no cuentan”, pero sí pesan, como pesa el abstencionismo. Por eso es que a la clase política y a “la comunidad internacional” les preocupa el abstencionismo creciente.

Sin embargo, para que los que se abstienen de ir a votar porque repudian el sistema puedan mandar su mensaje alto y claro, lo mejor es que voten nulo.

A algunos lectores no les interesa mucho la elección de diputados, y creo que ese es un error.
Gracias a la distribución del poder, la función contralora del Congreso y el control jurisdiccional permiten que lo que está perdido en la Presidencia y en el Ejecutivo, pueda ser rescatable por la vía legislativa, o por la vía judicial.

Claro que la distribución del poder puede dificultar la ejecución de los planes del Ejecutivo (o los del Legislativo) y por eso es que algunos políticos espantan con el petate del muerto de una posible ingobernabilidad.

Sin embargo, no recuerdo quién definió a la democracia como “una discusión”; figura atinada en este contexto, ya que en una república son el diálogo y la negociación lo que debería prevalecer sobre la imposición.

“¡Venceréis, mas no convenceréis!”, les dijo Miguel de Unamuno a los falangistas cuando tomaron la Universidad de Salamanca; y, efectivamente, gobernabilidad no debe ser sinónimo de capacidad de vencer.

Más bien, debería ser capacidad de convencer. Una aplanadora vencería, en tanto que el poder distribuido obliga a dialogar y a convencer.

Publicada en Prensa Libre el sábado 21 de julio de 2007


07
Jun 07

Payasadas electorales

Alvaro Colom, candidato de la Unidad Nacional de la Esperanza y aspirante ¡por tercera vez! a la presidencia de la República, prometió generar 700 mil 300 empleos. Y yo pregunto: ¿Por qué la tacañería? ¿Por qué no crear 700 mil 400, o un millón de empleos de una vez? ¿Sabrá, el ex directivo de la Asociación Gremial de Exportadores de Productos No Tradicionales y ex candidato de la guerrilla, cuánto cuesta crear una plaza de trabajo?

El costo anual de un puesto de trabajo, en dólares de 1977 en los Estados Unidos de América cuesta: 63800, en la industria de transporte terrestre; 85500 en la industria de muebles domésticos, 124600 en la industria de ropa, 31500 en la industria de comida rápida, 49700 en supermercados, 222500 en la industria de bebidas gaseosas, 136700 en la industria de la construcción.

Haga usted los números, tropicalícelos y sabrá por qué es que Colom se limitó a ofrecer 700 mil 300 empleos; por que uno supone, con candidez, que él también hizo sus multiplicaciones y que aquella cifra es la que le salió.

Pero ironías aparte, uno sabe que el ofrecimiento es una payasada. ¡¿De dónde sacó aquella cifra?!

En los años 90 el candidato Jorge Carpio (RIP) hizo algo parecido. Carpio salía en la tele ofreciendo 240 mil empleos (más pudoroso que Colom) y cuando le preguntaron que de dónde, exactamente, iban a salir esos empleos, nunca supo explicarlo. No porque no quisiera, sino porque no se puede. ¿Cómo jodidos sabe, un candidato presidencial, cuántos empleos se pueden generar en X cantidad de tiempo y de dónde va a salir el capital para generarlos?

A menos, claro, que haga como Roosevelt y contrate gente para abrir zanjas, mientras otros las cierran. Y todo ello pagado con impuestos que usted tiene que pagar.

Yo no me había ocupado de payasadas como la del candidato Francisco Arredondo y sus fósforos; o la del candidato Mario Estrada con ese su anuncio que dice: No te preocupes mi vida. Pero esta, de Colom, se gana el premio de la peor payasada…hasta ahora.