Guatemala
28
May 10
Arena “doquiera parte”
28
May 10
Arena volcánica y Robert Schumann
Fue durante Escenas de la juventud, Op. 15, de Robert Schumann e interpretadas por Roberto Prosseda, que escuché que la lluvia estaba particularmente fuerte. Supuse eso porque se oía que la lluvia golpeaba el techo del Auditorium Juan Bautista Gutiérrez, de la Universidad Francisco Marroquín.
26
May 10
¿Aprenderemos de los malos ejemplos ajenos?
El elevado y creciente gasto público, así como el endeudamiento, son las causas de la crisis en Grecia; y son los factores que podrían acabar con lo que queda de los Estados Unidos de América. Una sociedad que depende del gasto estatal está condenada. Y, en conocimiento de aquello, ¿qué pasa en Guatemala? El gasto público crecerá 20.9% más que en 2009.
26
May 10
De visita en los 333 municipios de Guatemala
Marco Antonio Escalante visitó los 333 municipios de Guatemala y ha tomado 5322 fotos extraordinarias durante su experiencia entre agosto de 2007 y mayo de 2008. Para hacer las fotos hizo 44 viajes; y estos duraban entre uno y 9 días. En sus viajes recorrió 25, 417 kilómetros.
05
May 10
Recuerdos de camioneta
Así eran los boletos o tickets del transporte colectivo urbano en la ciudad de Guatemala. El primero es de 1958, el segundo es posterior a 1945, y el tercero es de 1977. En los casos del 1 y el 3 esto se sabe por los números de serie; y en el caso del 2, se sabe por la inscripción que tiene atrás el boleto y que alude a un Acuerdo Gubernativo del año citado.
Los boletos más antiguos venían en libros que me obsequió mi tía abuela Baby; en tanto que el de 1977 lo encontré en uno de los libros que yo usaba en el colegio.
Los tickets los entregaba el piloto; y de cuando en cuando subía a la camioneta o autobús un inspector que los cortaba a la mitad. La leyenda decía que si uno no entregaba su boleto era bajado del vehículo por el inspector; así que, en mis primeros días de camioneta, yo cuidaba mi boleto como un objeto precioso. Luego descubrí que si por algún motivo lo perdía, bastaba con decir se me perdió, y nada pasaba.
Otra leyenda decía que si el número del boleto (no el de serie) sumaba 21, ese boleto era uno de la buena suerte. Sin duda por eso es que guardé el de 1977.
Algunas personas le devolvían el boleto al piloto, con la idea de que este podía revenderlo y así ganarse los 5 centavos que costaba el pasaje. Yo hice eso durante algún tiempo, hasta que, precisamente mi tía Baby, me explicó que eso era como robarle al propietario del autobus.
Mis camionetas eran la 2 que unía La villa de Guadalupe y Ciudad Nueva (barrios en los que transcurrió la mayor parte de mi vida) y la 1, que me llevaba de Vista Hermosa a la zona 1. Ambas contrastaban mucho. Mientras que la 2 tenía buses muy viejos y destartalados, y tardaba muchísimo tiempo en pasar, la 1 tenía buses más nuevos y pasaba con más frecuencia. La 7, que me llevaba de Ciudad Nueva al Centro Histórico, también era bastante buena. Y mi primer viaje, sólo, en camioneta, fue cuando estaba en quinto grado de primaria, al anochecer, entre la casa de mis padres y la casa de mi abuela Frances.
Hubo un tiempo en el que, para ir a la universidad, tenía que tomar la 1 a la hora en que salían los albañiles; de modo que, para cuando la camioneta pasaba por mi parada, ya venía llena y normalmente no se detenía. Eso me obligó a pasarme del otro lado del boulevard de Vista Hermosa, tomar la camioneta que subía hasta el entronque con la carretera a El Salvador y regresar de nuevo (y a salir unos 10 minutos antes de mi casa). Pero los pilotos empezaron a reconocerme y, cuando me veían, tampoco paraban. ¡Ah, cuantas maldiciones espantosas lancé contra los conductores de camionetas! Entonces tuve que cambiar de estrategia y salir media hora antes de mi casa para no coincidir con los albañiles.
En las camionetas no había asaltos, ni disparos. Uno podía dormir tranquilamente, y más de una vez me pasé de mi parada porque iba bien dormido, especialmente cuando entraba a la universidad a las 7 de la mañana. Tenía que bajarme frente al Campo de Marte, y aveces no despertaba hasta que íbamos por el el Gimnasio Teodoro Palacios Flores. Aunque aveces subían algunos cantantes, o guitarristas, generalmente eran mendigos educados que hacían lo que mejor podían para ganarse unos centavos. También se subían jóvenes de una secta, que repartían volantes y pedían contribuciones.
El negocio del transporte colectivo urbano, en la ciudad de Guatemala, siempre fue muy corrupto por la intervención de los gobiernos, por los monopolios de rutas y por el subsidio; pero hubo un tiempo en el que ir en camioneta no era peligroso.
12
Abr 10
Detalles de La Antigua
09
Abr 10
Los caballeros de Guatemala
Desta jornada volvió casado a la Nueva España; llevó muchas mujeres nobles, para casarlas con los conquistadores que habían ayudado a ganar aquel Imperio, que estaban prósperos, con grandes repartimientos. Llegado a Huahutimallan, Don Pedro de Alvarado fue bien recebido; luciéronle por el pueblo muchas fiestas y regocijos, y en su casa muchas danzas y bailes, que duraron muchos días y noches. En una de ellas acaeció, que, [e] stando todos los conquistadores sentados en una gran sala mirando un sarao que había, las damas miraban la fiesta desde una puerta que tomaba la sala a la larga. Estaban detrás de una antepuerta, por la honestidad y por estar encubiertas. Una dellas dijo a las otras: “Dicen que nos hemos de casar con estos conquistadores”. Dijo otra: “¿Con estos viejos podridos nos habíamos de casar?” Cásese quien quisiera, que yo, por cierto, no pienso casar con ninguno dellos. Dolos al Diablo; parece que escaparon del infierno, según están estropeados: unos cojos y otros mancos, otros sin orejas, otros con un ojo, otros con media cara, y el mejor librado la tiene cruzada una y dos y más veces”. Dijo la primera: “No hemos de casar con ellos por su gentileza, sino por heredar los indios que tienen, que, según están viejos y cansados, se han de morir presto, y entonces podremos escoger el mozo que quisiéremos, en lugar del viejo, como suelen trocar una caldera vieja y rota por otra sana y nueva”. Un caballero de aquellos viejos, que estaba a un lado de la puerta (en quien las damas, por mirar a lejos, no habían puesto los ojos), oyó toda la plática, y, no pudiendo sufrirse a escuchar más, la atajó, vituperando a las señoras, con palabras afrentosas, son buenos deseos. Y volviéndose a los caballeros, les contó lo que había oído y les dijo: “Casaos con aquellas damas, que muy buenos propósitos tienen de pagaros la cortesía que les hiciéredes”.
El relato es de la segunda parte de los Comentarios Reales, del Inca Garcilaso de la Vega; y di con ella gracias a esta conferencia por el cuate Glenn David Cox. Esta descripción de los caballeros de Guatemala complementa las descripciónes de los guatemaltecos por José Milla y por Mario Monteforte.
El de la foto es Pedro de Alvarado.
07
Abr 10
No han de estar tan mal las cosas
El lunes, la llanta de atrás de mi bicicleta sufrió dos pinchazos; y entonces caminé en busca de quién me la reparara. Al llegar al primer negocio de reparación de pinchazos, que me quedaba en el camino, el dependiente estaba sentado al fondo del local y desde ahí, con gestos y sin levantarse, me hizo saber que no repararía la llanta.



