28
May 10

Arena “doquiera parte”

Haz clic en la foto para ver más fotos.
.
La arena que lanzó, anoche, el Volcán Pacaya está en todos los rincones de la ciudad de Guatemala. En algunos lugares parece una alfombra de terciopelo negro; en tanto que en otros es una mezcla de arena, agua y lodo. Los trabajadores de la Municipalidad están limpiando desde temprano; y aunque las clases fueron suspendidas, algunos niños llegaron a las escuelas.
.
Yo nunca había visto algo así. Cuando vivía en Costa Rica, c. 1963, hubo una erupción importante del Irazú, pero no la recuerdo para nada; empero, mis padres contaban que todo estaba cubierto de cenizas. Luego, en 1998, el Pacaya hizo lo mismo que ahora, pero en ese tiempo yo estaba estudiando en la University of Maryland, y sólo recuerdo que, cuando regresé -unos meses después de la erupción-, había arena en muchos rincones de mi casa.
.
En medio de la incomodidad, y de lo que sin duda ha sido una tragedia en algunos hogares, el humor chapín no se hizo esperar. La mara dice que con Los Colom ya la estábamos viendo negra, y ahora el Volcán de Pacaya puso su grano de arena. Este tipo de humor no me extraña porque, para el terremoto de 1976, que dejó cerca de 23,000 muertos, también hubo un chiste célebre. En la televisión había un anuncio de insecticida en el que una ama de casa lo rociaba en la cocina, mataba a todas las cucarachas y preguntaba con voz de bóveda: ¿Queda alguna cucaracha que decir? Y entonces el chiste era que, luego del terremoto se abría el cielo y una voz como de trueno preguntaba: ¿Queda alguna cucaracha que decir?
.
Para info sobre volcanismo, le recomiendo esta conferencia de Héctor Monzón; y esta otra, de Sam Bonis.
.
En la mañana me fui a la oficina en bicicleta; porque no era posible usar el carro lleno de arena; en este enlace puedes ver y escuchar la llanta como rodaba sobre la arena.

28
May 10

Arena volcánica y Robert Schumann

Fue durante Escenas de la juventud, Op. 15, de Robert Schumann e interpretadas por Roberto Prosseda, que escuché que la lluvia estaba particularmente fuerte. Supuse eso porque se oía que la lluvia golpeaba el techo del Auditorium Juan Bautista Gutiérrez, de la Universidad Francisco Marroquín.

Al llegar al intermedio salí al jardín; y mientras platicaba con mis amigos, nos dimos cuenta de que que no era lluvia lo que estaba cayendo del cielo, sino arena. ¡Arena del volcán de Pacaya! El piso estaba cubierto como con una alfombra de terciopelo; y no resistí la tentación de escribir Luisfi, en ella.
Luego vimos que los automóviles estaban cubiertos con la arena, con una capa gruesa de arena. Y bueno…ahí empieza uno a suponer que la cosa no es así nomás. Para comenzar hubo que cancelar el concierto, decisión atinada ya que el tráfico en la ciudad podía ser peligroso. Aunque el personal de la UFM instaló mangueras y ayudó a quitar la arena de los vehículos, mi auto todavía tenía suficiente arena encima como para que no fuera conveniente poner los limpiabrisas; y como estaba lloviendo, igual no iba a poder ver bien. Algo así debe haberle ocurrido a muchísima gente más.
El camino a mi casa fue largo y tenso porque iba a vuelta de rueda, con el parabrisas lleno de arena y agua, y sin poder usar los limpiabrisas. Pero llegué a salvo.
En la casa entró algo de arena; pero no mucha. Mi amiga, Carol, tuvo que quedarse aquí en la casa porque ella vive en la carretera a El Salvador. Yo tengo arena en la cabeza y la arena entró hasta en las bolsas de mi chaqueta. Desde mi ventana, todavía se ven autos circulando, pero van muy despacio.
Prosseda, que estaba magnífico, por cierto, se presentará el sábado 29, en la Casa Popenoe, en La Antigua; y el programa incluirá a Federico Chopin por supuesto, a Robert Schumann, y a Felix Mendelssohn.
…y bueno, mañana será otro día.

26
May 10

¿Aprenderemos de los malos ejemplos ajenos?

El elevado y creciente gasto público, así como el endeudamiento, son las causas de la crisis en Grecia; y son los factores que podrían acabar con lo que queda de los Estados Unidos de América. Una sociedad que depende del gasto estatal está condenada. Y, en conocimiento de aquello, ¿qué pasa en Guatemala? El gasto público crecerá 20.9% más que en 2009.


26
May 10

De visita en los 333 municipios de Guatemala

Marco Antonio Escalante visitó los 333 municipios de Guatemala y ha tomado 5322 fotos extraordinarias durante su experiencia entre agosto de 2007 y mayo de 2008. Para hacer las fotos hizo 44 viajes; y estos duraban entre uno y 9 días. En sus viajes recorrió 25, 417 kilómetros.

Yo lo envidio, con envidia de la buena, y he aquí el resultado de su emprendimiento.

26
May 10

La mara en helicóptero

¿Será cierto que en Guatemala, cada vez hay más gente que se desplaza en helicóptero? Ciertamente que hay bastantes edificios con helipuerto.


05
May 10

Recuerdos de camioneta

Así eran los boletos o tickets del transporte colectivo urbano en la ciudad de Guatemala. El primero es de 1958, el segundo es posterior a 1945, y el tercero es de 1977. En los casos del 1 y el 3 esto se sabe por los números de serie; y en el caso del 2, se sabe por la inscripción que tiene atrás el boleto y que alude a un Acuerdo Gubernativo del año citado.

Los boletos más antiguos venían en libros que me obsequió mi tía abuela Baby; en tanto que el de 1977 lo encontré en uno de los libros que yo usaba en el colegio.

Los tickets los entregaba el piloto; y de cuando en cuando subía a la camioneta o autobús un inspector que los cortaba a la mitad. La leyenda decía que si uno no entregaba su boleto era bajado del vehículo por el inspector; así que, en mis primeros días de camioneta, yo cuidaba mi boleto como un objeto precioso. Luego descubrí que si por algún motivo lo perdía, bastaba con decir se me perdió, y nada pasaba.

Otra leyenda decía que si el número del boleto (no el de serie) sumaba 21, ese boleto era uno de la buena suerte. Sin duda por eso es que guardé el de 1977.

Algunas personas le devolvían el boleto al piloto, con la idea de que este podía revenderlo y así ganarse los 5 centavos que costaba el pasaje. Yo hice eso durante algún tiempo, hasta que, precisamente mi tía Baby, me explicó que eso era como robarle al propietario del autobus.

Mis camionetas eran la 2 que unía La villa de Guadalupe y Ciudad Nueva (barrios en los que transcurrió la mayor parte de mi vida) y la 1, que me llevaba de Vista Hermosa a la zona 1. Ambas contrastaban mucho. Mientras que la 2 tenía buses muy viejos y destartalados, y tardaba muchísimo tiempo en pasar, la 1 tenía buses más nuevos y pasaba con más frecuencia. La 7, que me llevaba de Ciudad Nueva al Centro Histórico, también era bastante buena. Y mi primer viaje, sólo, en camioneta, fue cuando estaba en quinto grado de primaria, al anochecer, entre la casa de mis padres y la casa de mi abuela Frances.

Hubo un tiempo en el que, para ir a la universidad, tenía que tomar la 1 a la hora en que salían los albañiles; de modo que, para cuando la camioneta pasaba por mi parada, ya venía llena y normalmente no se detenía. Eso me obligó a pasarme del otro lado del boulevard de Vista Hermosa, tomar la camioneta que subía hasta el entronque con la carretera a El Salvador y regresar de nuevo (y a salir unos 10 minutos antes de mi casa). Pero los pilotos empezaron a reconocerme y, cuando me veían, tampoco paraban. ¡Ah, cuantas maldiciones espantosas lancé contra los conductores de camionetas! Entonces tuve que cambiar de estrategia y salir media hora antes de mi casa para no coincidir con los albañiles.

En las camionetas no había asaltos, ni disparos. Uno podía dormir tranquilamente, y más de una vez me pasé de mi parada porque iba bien dormido, especialmente cuando entraba a la universidad a las 7 de la mañana. Tenía que bajarme frente al Campo de Marte, y aveces no despertaba hasta que íbamos por el el Gimnasio Teodoro Palacios Flores. Aunque aveces subían algunos cantantes, o guitarristas, generalmente eran mendigos educados que hacían lo que mejor podían para ganarse unos centavos. También se subían jóvenes de una secta, que repartían volantes y pedían contribuciones.

El negocio del transporte colectivo urbano, en la ciudad de Guatemala, siempre fue muy corrupto por la intervención de los gobiernos, por los monopolios de rutas y por el subsidio; pero hubo un tiempo en el que ir en camioneta no era peligroso.


26
Abr 10

Los colores del atardecer

Así fue el atardecer del sábado 24 de abril, en la ciudad de Guatemala ¡Qué colores!


12
Abr 10

Detalles de La Antigua

El sábado, con la clase de Historia de Guatemala, de Regina Wagner, fui de paseo por La Antigua Guatemala. Allá exploramos algunos edificios históricos y aprendimos sobre sus contextos político, social y económico.
Fue un paseo muy educativo, agradable y divertido.

09
Abr 10

Los caballeros de Guatemala

Así veían las damas españolas a los caballeros de Guatemala en tiempos de don Pedro de Alvarado, según un relato del Inca Garcilaso de la Vega:

Desta jornada volvió casado a la Nueva España; llevó muchas mujeres nobles, para casarlas con los conquistadores que habían ayudado a ganar aquel Imperio, que estaban prósperos, con grandes repartimientos. Llegado a Huahutimallan, Don Pedro de Alvarado fue bien recebido; luciéronle por el pueblo muchas fiestas y regocijos, y en su casa muchas danzas y bailes, que duraron muchos días y noches. En una de ellas acaeció, que, [e] stando todos los conquistadores sentados en una gran sala mirando un sarao que había, las damas miraban la fiesta desde una puerta que tomaba la sala a la larga. Estaban detrás de una antepuerta, por la honestidad y por estar encubiertas. Una dellas dijo a las otras: “Dicen que nos hemos de casar con estos conquistadores”. Dijo otra: “¿Con estos viejos podridos nos habíamos de casar?” Cásese quien quisiera, que yo, por cierto, no pienso casar con ninguno dellos. Dolos al Diablo; parece que escaparon del infierno, según están estropeados: unos cojos y otros mancos, otros sin orejas, otros con un ojo, otros con media cara, y el mejor librado la tiene cruzada una y dos y más veces”. Dijo la primera: “No hemos de casar con ellos por su gentileza, sino por heredar los indios que tienen, que, según están viejos y cansados, se han de morir presto, y entonces podremos escoger el mozo que quisiéremos, en lugar del viejo, como suelen trocar una caldera vieja y rota por otra sana y nueva”. Un caballero de aquellos viejos, que estaba a un lado de la puerta (en quien las damas, por mirar a lejos, no habían puesto los ojos), oyó toda la plática, y, no pudiendo sufrirse a escuchar más, la atajó, vituperando a las señoras, con palabras afrentosas, son buenos deseos. Y volviéndose a los caballeros, les contó lo que había oído y les dijo: “Casaos con aquellas damas, que muy buenos propósitos tienen de pagaros la cortesía que les hiciéredes”.

El relato es de la segunda parte de los Comentarios Reales, del Inca Garcilaso de la Vega; y di con ella gracias a esta conferencia por el cuate Glenn David Cox. Esta descripción de los caballeros de Guatemala complementa las descripciónes de los guatemaltecos por José Milla y por Mario Monteforte.

El de la foto es Pedro de Alvarado.


07
Abr 10

No han de estar tan mal las cosas

El lunes, la llanta de atrás de mi bicicleta sufrió dos pinchazos; y entonces caminé en busca de quién me la reparara. Al llegar al primer negocio de reparación de pinchazos, que me quedaba en el camino, el dependiente estaba sentado al fondo del local y desde ahí, con gestos y sin levantarse, me hizo saber que no repararía la llanta.

Luego de desear que un mal rayo lo parta caminé hacia otro negocio similar; y ahí, el encargado estaba sentado junto a la puerta. Cuando le pregunté si me podía reparar la llanta de la bicicleta, me vio con cara de por supuesto que no, y me indicó que no lo haría. Sobra decir que también le desee el mal.
Entonces me dirigí a un tercer Pinchazo; ya ahí sí. Un muchacho me dijo que me cobraba choca o sea Q25, y se dispuso a reparar la llanta en cuestión. Cuando terminó, le pagué y todavía le deseo bendiciones. Los tres quedan a pocas cuadras de mi casa…y ya se a cuáles no ir a menos que no tenga otro palo en que ahorcarme.
Da mucho que pensar la actitud de las personas en los dos primeros Pinchazos.
Por cierto que, en Guatemala, una choca es una moneda de Q0.25; y, por extensión, supongo que también se le dice choca a la cantidad de Q25. Aquí, un Pinchazo, es un negocio especializado en la reparación de llantas paches. Una llanta está pache cuando está desinflada.