De todos los fuegos artificiales que he visto mi favorito es El Torito. Oí por primera vez de él cuando era niño y mi tía abuela La Mamita me contaba de los festejos populares de cuando ella era niña, a principios del síglo XIX.
Cuando ella llegaba a la parte del torito, y de cómo se dejaba ir entre la gente mientras disparaba cohetes y luces, yo me emocionaba mucho. Pero no fue hasta la adolecencia que yo vi uno en persona. Y desde entonces no me resisto a ver toritos, aunque me correteen.
¡Y anoche vi cuatro! Con mi amigo Raúl y mi sobrino El Ale, nos fuimos a meter a la procesión de Guadalupe en elCentro Histórico y la pasamos re bien. Entre nubes de pólvora y de incienso, al ritmo de la banda y de la marimba. Tomamos atol de elote y El Ale tuvo la audacia de comerse unas gringas, que son una especie de tacos hipergrasosos y sospechosos.
La procesión de Guadalupe, que va precedida por moros y por personas con trajes de indígenas, de charros y de chinas es muy alegre. La gente la celebra con gran pompa y las calles son una fiesta. Yo había ido antes y sólo había visto la entrada de la procesión al templo correspondiente; pero nunca había visto el cortejo en su recorrido; y si el año entrante usted puede ir, no deje de hacerlo. Es una experiencia chapina muy agradable.