03
Sep 14

El peligro de “Secret”

la foto

Varias entidades de la administración presentaron una denuncia ante el Juzgado de la Niñez y Adolescencia, para evitar la descarga de la aplicación Secret en dispositivos informáticos móviles.  La Vicepresidencia de la República, la Procuraduría General de la Nación y la Superintendencia de Telecomunicaciones intentarán que esa aplicación sea retirada del país, después de presentar al Legislativo la iniciativa de Ley de Protección de la Moral e Integridad de la Persona por Medio de Comunicaciones Informáticas.

¿Rápidos, o no?

Secret es una app que les permite a sus usuarios compartir mensajes anónimos, de forma encriptada; por lo que son verdaderamente anónimos.  Para sus usuarios, por un lado es una herramienta terapéutica que permite escribir cualquier cosa sin temor a que se sepa de donde vino; y por otro es una fuente de extremo estrés -¿quizás adictivo?- por el nivel de curiosidad que genera, o por miedo a ser objeto de su atención.  No es extraño que en un ambiente oscuro y anónimo proliferen calumnias, injurias y difamaciones de grandes proporciones.

Las caricaturas anónimas de María Antonieta, la nobleza y el clero -que circulaban en los mercados- contribuyeron gandemente a cultivar el ambiente necesario para la revolución francesa.  Las estatuas parlantes de Roma -en las que se colocaban libelos y pasquines- fueron un fenómeno en los siglos XVI al XIX.  A lo largo de la Historia, los libelos y pasquines -cuando no han sido instrumentos para evadir la censura y la opresión por parte de quienes ejercen el poder- han sido sido expresiones de la violencia, rabia y cobardía de quienes hacen uso de ellos.

En una sociedad totalitaria se explican el seudónimo y el anonimato con facilidad.  Pero…¿cómo se explican en una sociedad en la que la libertad de expresión es -todavía- un valor; y en la que no existen       -todavía- prácticas de censura y represión como las que hay en Cuba, Venezuela, Ecuador y Argentina para mencionar cuatro?

En una sociedad como la guatemalteca, la respuesta puede hallarse en la afición al chisme y a la malediciencia, que han señalado costumbristas como José Milla y otros; pasando por el proceso de masificación que homogeniza el pensamiento y la opinión, casi en el mismo sentido en el que es cierto que de noche todos los gatos son pardos; y pasando por la sensación de poder que dan la invisibilidad, el anonimato y la impunidad.

…y todo aquello produce miedo.  Durante los últimos 8 días casi no ha habido uno en el que no escuche que Secret debe ser prohibido; y ayer, los pipoldermos saltaron rápido para intentar su prohibición.  Si la gente está pidiendo a gritos que la libertad de expresión sea limitada, que una vía de expresión sea erradicada, prohibida y retirada, ¿por qué no acceder al clamor?  Si la gente pide lo que los pipoldermos anhelan, ¿por qué no apresurase y materializar un antecedente para avanzar en el ansiado proceso de controlar la opinión pública y censurar la información que no contribuya a conseguir más influencia y poder por parte del sector político?  Lo que Los Castro, Chávez/Maduro/Cabello, Correa y Kirchner han tenido que hacer con un elevado costo político, los chapines con miedo están pidiéndolo con insistencia. El mayor peligro de Secret es que está haciendo socialmente aceptables la prohibición y la censura. ¿Te diste cuenta?

Ya lo dijo V, en su discurso por la BTN:  En este país… algo va muy mal, ¿no? …crueldad e injusticia… intolerancia y opresión…antes tenías libertad para objetar… para pensar y decir lo que pensabas… ahora, tienes censores y sistemas de vigilancia que nos coartan para que nos conformemos y nos convirtamos en sumisos…¿Cómo esto ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable?… …bueno, ciertamente, unos son más responsables que otros… y tendrán que rendir cuentas… pero, la verdad sea dicha… si estás buscando un culpable, sólo tienen que mirarse al espejo…¿Por qué lo hiciste?… porque tenías miedo.

Frente a las ideas de que Secret es un instrumento corruptor de la moralidad pública y la idea de que puede convertirse en un instrumento peligroso de descontento político muy perjudicial para cualquier grupo que esté ejerciendo el poder, está la idea de que sólo es una herramienta para la libertad de expresión.  Empero, hoy en la mañana, una de mis estudiantes, Kristel, me dijo: No puede ser un instrumento de libertad de expresión algo anónimo; porque la libertad y la responsabilidad van de la mano y porque si los autores de los contenidos no se identifican no hay un Yo en lo que escriben.  No hay libertad de expresión, sin no hay quién se expresa.  Esa es una de mis perspectivas favoritas sobre Secret. Lo cual no implica que avale, o esté a favor de la prohibición y de la censura.

Muchos adultos y jóvenes están preocupados por Secret; y el mejor consejo que he leído al respecto es el de Ricardo en Nullius in verba: Le invito al lector que busque la fortaleza y templanza necesaria para resistir el impuso de participar de este circo romano, no instalar esta aplicación, permanecer individuo y no unirse a la masa.  Y para quien ya ha caído en las garras de esta vorágine del entretenimiento, le reto a mostrarse a sí mismo que tiene la altura moral y la decencia humana de desinstalarla y oponerse a la seductora tentación de satisfacer a cualquier costa los más bajos impulsos y dejarse llevar por el cálido abrazo de la masa.  Tareas que no son nada fáciles pero que ponen a prueba la virtud y el carácter.

Si te interesa el tema, en serio, seguramente querrás ver esta conversación entre José Luis Orihuela y José Eduardo Valdizán.


29
Ene 13

No soy monedita de oro…

Como dice la canción: No soooooooy monediiiiiiiita de orooooooo, pa´caeeeeerles bien a toooodos; asíiiiii nacíiiiiiiii y así soooooy, si no me quieeeeeeeeren, ni moooooooodoooooooooo.

Algún pusilánime dejó un anónimo, hoy, en este espacio.  Debe quedar claro que NO voy a publicar, en MI espacio, opiniones de anonimistas cobardes.

Debe quedar claro que tengo un altísimo respeto por la libertad de expresión; e incluso respeto la libertad de expresión de los anonimistas, que son libres de ir a poner sus majaderías en sus propios espacios, o en otros espacios, y con los recursos propios, o de otros. Como entiendo que la libertad y la responsabilidad son dos caras de la misma moneda; y como me identifico plenamente, puedo exigir que mis interlocutores tengan la hidalguía de hacer lo mismo.


30
Mar 10

Explicación para Diego Emilio

Diego Emilio estuvo dejando comentarios en Carpe Diem; pero no los firmaba. Como no se hacía responsable de sus opiniones, yo no los publicaba. La mara que visita con regularidad este espacio sabe que Carpe Diem es un espacio privado de uso público y que, como tal, las reglas de participación las pone el propietario, que soy yo.


Las reglas sólo son dos: 1. Que quienes quieran participar se identifiquen, como me identifico yo; y que se hagan responsables de sus opiniones, como me hago responsable yo. Esto es porque la libertad y la responsabilidad son dos caras de la misma moneda. 2. Que no se puede insultar a mis amigos, ni a las personas a las que quiero y respeto.

A mí me parecen dos reglas razonables.

Hace un rato Diego Emilio escribió un comentario que dice: Me parece ridículo y a la vez chistoso que todos los comentarios de la gente que no está de acuerdo con este artículo sean borrados. RIDÍCULO. Y como ha sido su costumbre no lo firmó. De modo que fue un comentario anónimo, cuyo autor no se hizo responsable de él. ¿¡Y así quería que lo publicara?!

Pero Diego Emilio y agarró la onda y, ¡por fín!, se decidió a dar la cara. Y al rato, escribió el siguiente comentario: Por cierto, no soy anónimo. Mi nombre es Diego Emilio Contreras Arriola y soy guatemalteco. Me puede escribir a svymjs@yahoo.com por cualquier duda. Ojalá que respete mi libertad de expresión.

¡Claro mano!, ahora que por fin dijo quién es, ¡ahora ya no es anónimo! Siempre que se haga responsable de sus opiniones y cumpla con la regla 2 -aunque esté en desacuerdo con las mías- usted y cualquiera son bienvenidos en este espacio. Pero por favor, no me venga que no era anónimo cuando no firmaba sus comentarios.

Por último, respeto su libertad de expresión; pero si usted quiere usar mi espacio (que es mío) para expresarse, usted debería tener la bonhomía de cumplir con las dos reglas sencillas de arriba. Esto es, le repito, porque la libertad y la responsabilidad son inseparables; y porque si yo me identifico plenamente -hasta con mi carota- en este que es mi espacio, tengo sobrado derecho de exigir y demandar que aquellos que quieran usarlo se identifiquen también.

En Carpe Diem me encantan las polémicas y he sostenido varias y me encanta que la mara cuestione las ideas; pero, por favor, yo sólo tomo en serio a la mara que asume la responsabilidad de sus opiniones y no se esconde detrás de anónimos. De hecho, las polémicas le atraen lectores a Carpe Diem y por eso las necesito. Pero no con anónimos. Ahora que al fin se identificó Diego Emilio, ojalá que sus visitas sean frecuentes, y ojalá que sus ideas enciendan discusiones.

03
Sep 09

Oleada extraña de comentarios anónimos

En las últimas dos semanas, en Carpe Diem he recibido una oleada de comentarios anónimos firmados por nombres como Antonio, Miriam, Enrique, y así. Me parece curioso porque hay un patrón: aparecen tres o cuatro a la vez, firmados sólo con nombres de pila y generalmente son de unas seis, o siete líneas.

A quien quiera que esté haciendo estos comentarios, o a quienes quiera que los estén haciendo, les agradezco su atención; pero prefiero que, si no van a hacerse responsables de ellos cesen y desistan de escribir en este espacio. Primero, porque no serán publicados; y segundo, porque me quitan el tiempo…que no me sobra.

14
Ago 09

La cuestión con los anónimos

En mi espacio para comentarios tengo la siguiente nota: Carpe Diem es un espacio privado de uso público. Respeto la libertad de expresión; en el entendido, claro, de que libertad y responsabilidad son dos caras de la misma moneda. Eso significa que quien quiera hacer uso de este espacio debe identificarse. No sólo por responsabilidad, que ya es bastante, sino por un mínimo de bonhomía. Los pseudónimos, las iniciales, los enlaces que no funcionan y otros trucos serán tratados como los anónimos, porque al final el caso es el mismo: No hay responsabilidad.


Por favor tómen la advertencia en serio. He recibido comentarios muy interesantes de personajes como Pluvius y María; pero como no se identifican, no los publico. Aveces, cuando estoy haciendo dos, o tres cosas a la vez, se me cuela algún anónimo pero esa no es la norma y si lo encuentro, lo borro.

En Carpe Diem uno es responsable de sus opiniones; y los anónimos no son responsables. Algunos creen que los anónimos tienen derecho a expresar su opinión y yo definitivamente comparto ese criterio; pero en su espacio, con su dinero y en su tiempo. Aquí en Carpe Diem sólo tienen posibilidad de ser publicados quienes están dispuesos a hacerse responsables de las consecuencias de sus opiniones.

Si el autor se identifica y se hace responsable de sus opiniones, yo se las publico con gusto, aunque sean ofensivas para mí…total…allá ustedes. Eso sí, lo que no hago es publicar injurias, ni calumnias contra mis amigos y mi familia. Si alguien quiere hacer eso que lo haga en su propio espacio, con su propio dinero y en su propio tiempo.

05
Oct 08

No soy monedita de oro

Como dice la canción: No soooooooy monediiiiiiiita de orooooooo, pa´caeeeeerles bien a toooodos; asíiiiii nacíiiiiiiii y así soooooy, si no me quieeeeeeeeren, ni moooooooodoooooooooo.

Ultimamente, a algunos anonimistas les ha dado por dejar sus opiniones en el espacio para comentarios, de Carpe Diem. Sin embargo, esas opiniones generalmente están plagadas de insultos contra mí, o contra personas que quiero y respeto.

Debe quedar claro que NUNCA voy a publicar, en MI espacio, insultos contra las personas que quiero y respeto; y menos si son hechos por anonimistas pusilánimes y cobardes. Talvez, de cuando en cuando, publique los insultos que los anoministas me dirigen. En parte porque me divierte su simpleza; y en parte porque así se ponen en evidencia y se pintan como son: mucos.

Debe quedar claro que tengo un altísimo respeto por la libertad de expresión; e incluso respeto la libertad de expresión de los anonimistas, que son libres de ir a poner sus majaderías en sus propios espacios, o en otros espacios, y con los recursos propios, o de otros. Como entendo que la libertad y la responsabilidad son dos caras de la misma moneda; y como me identifico plenamente, puedo exigir que mis interlocutores tengan la hidalguía de hacer lo mismo.


02
May 08

Advertencia sobre los anónimos

No tengo respeto alguno por los anónimos groseros, ni por quienes los escriben; y por eso no los publico. Como tengo la decencia de identificarme bien en Carpe Diem, demando que quienes quieran hacer uso de este espacio -para insultarme o para insultar a mis amigos- tengan esa cortesía mínima. Francamente, los anónimos de esa clase me parecen pusilánimes e indignos de atención.

Claro que cualuquiera puede sentir la necesidad imperiosa de ofenderme; pero que lo haga en su propio espacio, o que por lo menos tenga la hidalguía de dar su nombre.


10
Feb 08

Advertencia a los lectores

No tengo respeto alguno por los anónimos y prefiero no publicarlos. Hoy publiqué uno, en una de las entradas, porque me pareció que expresaba puntos de vista equivocados que comparte mucha gente; sin embargo, como yo tengo la decencia de identificarme bien, me gustaría que los demás tengan esa cortesía mínima. Saludos y gracias por visitar este espacio.


29
Nov 07

Amenazado por un oso y por los cheguevaristas

A finales de los años 80, yo era productor de la edición del medio día del noticiario Aquí el mundo. En esas estaba cuando una mañana abrí un sobre dirigido a mí. El sobre contenía un comunicado de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, y el mismo venía acompañado por una nota en la que se me conmimaba a publicarlo porque de lo contrario tendría que atenerme a las consecuencias.

Como yo era patojo y era mi primera experiencia de esas, se lo enseñé a mi jefe directo que era Pedro Salinas. Pedro tomó la nota, la arrugó, la arrojó al basurero y con su tono de voz calmado y característico me dijo: “No se preocupe, estas vienen a cada rato”.

Yo tenía que haber guardado el comunicado y la nota porque nunca volví a recibir nada parecido. Ni siquiera después de que en México, previo a la grabación de un programa de Libre Encuentro, les dije a Gaspar Ilóm y a Carlos González que eran unos terroristas, secuestradores y asesinos.

Cuento esto porque dos de las entradas que puse ayer, en este espacio, generaron una reacción que no quiero dejar pasar porque es paradigmática. En la primera entrada comenté que “no respeto los anónimos, ni a las personas que los escriben. Por eso es que, a partir de hoy, en este espacio no publicaré comentarios de lectores que no tengan la hidalguía y la decencia de identificarse”. Y en el segundo comenté que “desde hace ratos uso Facebook porque me facilita mucho la comunicación con algunos de mis amigos y parientes. En días recientes ha circulado en ese medio un Osito Mortimer sin propósito aparente alguno. Y como el jueguito ese no tenía objetivo evidente, pensé que quizás tenía algúna finalidad ulterior”.

¿Qué tienen en común temas tan disimiles? En condiciones normales, nada; pero hoy recibí la siguiente nota de un lector:

Ese oso significa que te vas a morir, explotador hijo de puta. atte. cheguevaristas unidos. hasta la victoria siempre

¡Por supuesto que es un anónimo!, y se los cuento porque la nota en cuestión pinta de cuerpo entero al tipo de gente que manda, o deja esa clase de mensajes. Y se explica por sí misma.


28
Nov 07

Advertencia importante contra los anónimos

Ya he dicho antes que no respeto los anónimos, ni a las personas que los escriben. Por eso es que, a partir de hoy, en este espacio no publicaré comentarios de lectores que no tengan la hidalguía y la decencia de identificarse. La libertad y la responsabilidad son dos caras de la misma moneda; una es imposible sin la otra.