Costos del caos vial

 

Nueva York es la primera ciudad gringa en establecer un sistema de cobro para conductores que quieran hacer uso de las calles con sus vehículos; se aplica a ciertas partes de Manhattan y la tasa es de US$9, que equivale a unos Q70.

Pero no es la única ciudad del mundo que cobra por circular. Singapur lo hace ¡desde hace 40 años! Oslo y Estocolmo tienen cobros desde 1990. Milán y Ámsterdam les cobran a los vehículos de acuerdo con la contaminación que generan. Londres ha ido ampliando el cobro desde 2003.

La ciudad de Nueva York cobrará un arbitrio por usar calles de Manhattan. La foto la tomé de X.

En la mayoría de ciudades, el cobro es por motivos ambientales; pero también puede ayudar a resolver el más básico problema de congestionamiento, como ocurre en la ciudad de Guatemala. Por un lado, el precio sirve para invitar a los conductores a hacer un uso más racional del recurso de las calles y evitar el desperdicio. Por otro lado, la tasa o arbitrio puede ser una fuente de ingresos para mejorar la calidad de las calles e incluso la del transporte colectivo si es que se insiste en seguir con la necedad de que dicho transporte sea estatizado. Sin embargo, lo ideal sería que fuera liberada la provisión de aquel tipo de transporte para que la creatividad empresarial buscara soluciones, en vez de encargársela a la burocrácia y la política anquilosadas.

Es cierto que el cobro puede enfrentar oposición, especialmente entre grupos que suelen estar a la búsqueda de cualquier oportunidad para la violencia. Pero en Guatemala esos grupos ahora están orbitando el poder, así que están bastante menos intensos. Además, ¿es posible confiar en que los beneficios para la calidad del aire y para el tráfico pudieran disuadir a la oposición irracional?

El 12 de diciembre pasado tardé 80 minutos en avanzar desde mi casa al Obelisco, que son solo 16 cuadras; ¡eso es cinco minutos por cuadra! El martes y miércoles pasados, los atascos en la 20 calle de la zona 10 fueron apocalípticos en la tarde/noche. ¿Viste la foto que circuló hace poco del mar de motocicletas en Ciudad Quetzal? Si yo estuve a punto de perder la paciencia en diciembre, ¿cómo será pasar por experiencias así casi todos los días?

Esos niveles de atascos tienen costos que la gente paga, pero no está consciente de que los paga. El tiempo de uso de los vehículos se multiplica y, con esa multiplicación, se elevan los costos. Las entregas se hacen más difíciles y caras. La calidad del aire se deteriora. Costos, costos, costos; pero sospecho que eso no es nada comparado con los costos emocionales del tráfico. ¿Cómo será pasar una hora, o dos en un tráfico que no avanza después de una jornada laboral? ¿Cómo será pasar ese tiempo de pie en una camioneta atiborrada? ¿Cuánto tiempo falta para que la crispación que genera el tráfico produzca incidentes violentos horribles? ¿Cuánto vale la hora extra que pasas en el tráfico en vez de pasarla con tus hijos? Costos, costos, costos.

Tráfico cualquiera en la ciudad de Guatemala.

Si las autoridades dejaran de jugar al hechicero -como Mickey Mouse en Fantasía– en aquellas condiciones los precios para el uso de las calles, acompañados por una liberalización del transporte colectivo, pueden ofrecer soluciones relativamente rápidas y eficientes para el sufrimiento costoso que viven miles y miles de personas todos los días.

Columna publicada en República.

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