La principal objeción liberal contra la educación estatal monopólica y centralizada es que sirve más a propósitos ideológicos y políticos, que a propósitos educativos. ¿Tienes dudas? Sigue leyendo.
En México, más de 24 millones de estudiantes de educación básica volvieron hoy a clases con un controversial plan educativo piloto del gobierno con una perspectiva anticolonial que cuestiona el modelo científico eurocéntrico y racista que se ha impuesto.
Independientemente de si van a abandonar a Aristóteles, Newton y Einstein por coloniales, eurocéntricos y blancos (a lo mejor no)…lo cierto es que la Secretaría de Educación Pública presentó el nuevo plan de estudios tan solo el pasado 16 de agosto y aquel está basado en tres pilares. Uno es la parte ideológica, otro la parte política y otro la educativa, dijo Alma Maldonado, doctora en Educación Superior e investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados.
Y aquí viene la ¿sorpresa?:En la parte educativa, dijo Maldonado, existen muchas dudas sobre cómo va a implementarse, especialmente porque no se conocen los programas específicos de las materias.Está cargado de muchos contenidos y muchas aseveraciones que confunden, apuntó Maldonado.
Sospecho que las partes ideológica y política están claras, porque son lo verdaderamente importante para los políticos y burócratas que están detrás de la reforma. Pero la parte educativa, la que debería ser importante, y la que de verdad debería tener valor para los estudiantes…es incierta y confunde.
¿Quiénes se benefician con cuestiones como esta?
Cuando digo liberal, por cierto, me refiero a la tradición liberal empirista y evolucionista; y no a la tradición constructivista y racionalista tal y como son descritas en el capítulo 4 de Los fundamentos de la libertad, por Friedrich A. Hayek. Lo digo porque los liberales de la segunda corriente eran fans de la educación estatal, monopólica y centralizada. Si uno quiere abordar este tema con seriedad es necesario hacer la distinción.