Altruismo vrs. solidaridad

 

A veces por ignorancia -porque todos somos ignorantes en muchas cosas- y en veces por mala intención para crear un hombre de paja, o para confundir, algún comentarista equivoca el concepto de altruismo con el de solidaridad, o benevolencia.

Si la confusión ocurre en el cuchubal, o durante las chelas después de la chamusca es útil aclarar que no son lo mismo; pero si ocurre en el contexto de la gran discusión ética y política sobre la naturaleza de la sociedad y las funciones del gobierno, la aclaración es imperativa.

En la calle, la gente suele creer que una persona altruista es una persona benevolente, o solidaria; pero filosóficamente no es así.  Especificamente en el contexto de la filosofía Objetivista, en el que son excluyentes un concepto del otro.

No confundas el altruismo con lo que no es.

El padre del concepto de altruismo es Augusto Comte, en El catecismo de la religión positivista, donde sostuvo que las personas pertenecemos a la sociedad y que, en consecuencia, no existen derechos, sino sólo obligaciones para con los demás.Todo derecho humano es tan absurdo, como inmoral, elaboró Comte, para concluir en que el sacrificio es el deber moral de toda persona. El principio básico del altruismo es que el hombre no tiene derecho a existir por sí mismo, que el servicio a los demás es la única justificación de su existencia, y que el autosacrificio es su más alto deber moral, virtud y valor, dice Ayn Rand en Filosofía, ¿quién la necesita?

No confundas el altruismo con amabilidad, buena voluntad, o el respeto por los derechos de los demás. Aquellos no son principios primarios, sino consecuencias que, de hecho, el altruismo hace imposibles. El principio irreductible del altruismo, el absoluto básico, es el autosacrificio, lo que significa; autoinmolación, abnegación, autodestrucción, lo que significa: el yo como estándar del mal, el altruismo como estándar del bien, explica Rand en esa obra.

La benevolencia tiene que ver con tener buena voluntad o simpatía hacia otras personas, o hacia sus obras, como cuando un cuate está enfermo y se le quiere ayudar. Tiene que ver con la caridad, que es obrar desinteresadamente en favor del prójimo (próximo) sin esperar nada a cambio.  Tiene que ver con la filantropía, que es el aprecio  el amor que se tiene a los semejantes y a sus obras en bien de la comunidad y de ahí con la solidaridad que tiene que ver con la adhesión o apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles.

¿Ves? Si todos somos sacrificables, de acuerdo con los principios altruistas, es imposible ser benevolente, caritativo, filántropo, ni solidario. De ahí que ni el capitalismo, ni la cooperación social pacífica sean posibles cuando prevalecen los principios altruistas en la sociedad. No es posible la cooperación social, si unas personas están convencidas de que ellos y los demás son sacrificables.

En el espíritu de confundir conceptos -por ignorancia, o por mala voluntad- también suelen confundirse los conceptos de libertarianismo con Objetivismo.  Otra vez, si eso ocurre en una charla de amigos es útil aclarar la diferencia abismal; pero si ocurre en la gran conversación ética y política sobre la naturaleza de la sociedad y las funciones del gobierno, la aclaración es imperativa. Sobre todo en el caso de alguien de la talla de Samuel.

El libertarianismo es una postura política y parte básicamente de la idea radical de que otras personas no son tu propiedad y de que, por lo tanto, debemos respetar los proyectos de vida de los demás en tanto esos proyectos no violen los derechos de terceros.  Varias filosofías coinciden en sus principios políticos con aquel postulado; de tal modo que los libertarios pueden estar de acuerdo con aquella idea radical y diferir en otros principios.

La política es una parte de la filosofía.

El Objetivismo es un sistema filosófico o una filosofía y por lo tanto tiene componentes metafísicos (¿Qué es la realidad?), epistemológicos (¿Podemos conocer la realidad y cómo?), éticos (¿Cómo debemos actuar de acuerdo con la realidad?), políticos (¿Cómo debemos relacionarnos con los demás?) y estéticos (¿Cuál es nuestro sentido de vida y qué es lo importante?).  Warren Orbaugh explica muy bien esto en Objetivismo: la filosofía benevolente.

¿Ves? La política es sólo una parte de la filosofía.  No todo libertario es objetivista; y ciertamente que los objetivistas no son libertarios.  Por ejemplo, a lo largo de mi peregrinaje intelectual he pasado de preferir la etiqueta de liberal clásico a la de libertario (porque comparto la idea radical de que otras personas no son tu propiedad y de que, por lo tanto, debemos respetar los proyectos de vida de los demás en tanto esos proyectos no violen los derechos de terceros), y a profundizar más en mi estudio del Objetivismo.

No es correcto, pues, confundir libertarianismo con Objetivismo y criticar una filosofía, con base en criterios de propios de una postura política con la que puede tener algunos principios en común.  ¿Sabes? Es como confundir peras con manzanas y si es por ignorancia no hay mucho clavo; pero si es con mala intención, no se vale.

No es raro que las confusiones se den sin mala voluntad, sólo porque a veces no seguimos el consejo de Adler y van Doren en How to Read a Book, en el sentido de que debes identificar las palabras importantes en un libro y descubrir cómo las usa el autor … determinar el uso de estas palabras, tal como se usan con precisión.

Es inútil leer un texto de Objetivismo y persistir en la practica de entender altruismo como la tendencia a procurar el bien de las personas de manera desinteresada; pero…repito…el fenómeno no es raro. Por ejemplo, en el contexto de la economía de la escuela austríaca, subjetivo quiere decir personal en el sentido (acertado) de que las valoraciones son personales ya que las hace el sujeto; pero en un contexto objetivista, subjetivo tiene que ver con la doctrina (equivocada) de que podemos vivir, actuar y lograr nuestros objetivos al margen, e incluso en contradicción con los hechos de la realidad. Si discutimos el concepto de subjetivo sin el contexto filosófico apropiado, ni austríacos, ni objetivistas pueden entenderse.  Hay que descubrir cómo usa las palabras el autor y usarlas con precisión si uno quiere tener una conversación honesta y productiva.

Hay muchos casos similares: egoísmo irracional, es un sinónimo aceptable, pero no sustituye a altruismo; democracia liberal no sustituye a república, ni con canciones; contribuyente no sustituye a tributario; y capitalismo de amiguetes; no sustituye a mercantilismo.

Pero ya para concluir, porque estoy se hizo largo, ni el libertarianismo, ni el Objetivismo excluyen la solidaridad, la benevolencia, la caridad, ni la filantropía.  El Objetivismo, como filosofía, si identifica que el altruismo es perverso y estoy seguro de que el libertario promedio también considera que nadie es sacrificable. ¿Tu que piensas? ¿Crees que hay personas sacrificables?

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