Indexación de salarios: una siembra de vientos

Propondrán indexar los salarios mínimos, es el titular de una noticia que que me paró los pelos.

Aunque a algunos no les guste, por las razones que sea, los salarios son precios; y como son precios, actúan de acuerdo con la naturaleza de los precios. Aunque a algunos no les guste, todos los precios, en todo el mundo y en todas las épocas se forman como consecuencia de la interacción de la oferta y de la demanda. Por eso es que si la oferta de aguacates es mucha y la demanda poca, los precios de los aguacates, en el mercado, son bajos; pero si la oferta de aguacates es poca y la demanda mucha, los precios de los aguacates, en el mercado, son altos.
Así: cuando la oferta de trabajadores es mucha, y la demanda de trabajadores es baja, entonces el salario (qua precio) es bajo; pero si la oferta de trabajadores es poca, y la demanda de trabajadores es mucha, entonces el salario (qua precio) es alto. ¡Por eso es que a los trabajadores les conviene que haya muchas fábricas, comercios y fincas compitiendo por ellos!; y por eso es que no les conviene que cierren las fábricas, los comercios y las fincas.
En un mercado, los salarios suben por la misma razón que suben los precios de los aguacates, de los tomates, y de los huevos: Porque hay mucha gente compitiendo por los trabajadores, los aguacates, los tomates y los huevos.
Dicho lo anterior, ¿qué tiene que ver eso con la indexación?
La inflación no es el alza generalizada en el nivel de precios, como generalmente malinforman los medios de comunicación, los políticos, y muchos técnicos y burócratas. El alza generalizada en el nivel de precios es una consecuencia de la inflación; y esta, propiamente dicha, es la abundancia de dinero sin respaldo. Y esa abundancia de dinero sin respaldo puede ocurrir por muchas razones: puede que el monopolio de la emisión de dinero emita muchos billetes y los meta en el mercado por medio de salarios, o de compras, por ejemplo; o puede que se indexen la inflación y los salarios.
De acuerdo con esta política, cada vez que suba la inflación, deben subir los salarios nominalmente. Y como en esas condiciones la gente tendrá más dinero para gastar, pues gastará más y demandará más bienes con lo que empujará los precios para arriba. Usted ya empieza a intuir qué es lo que ocurrirá, ¿o no? Sabe que así se generará una espiral casi incontenible en la cual la demanda empuja los precios hacia arriba, los precios halan los salarios, salarios nominales más altos permiten que la gente demande más bienes, la nueva demanda vuelve a empujar los precios, estos halan los salarios nominales otra vez y así es la de nunca acabar. La indexación y la inflación favorecen momentáneamente a los primero que reciben los billetes; y castiga espantosamente a los últimos en recibirlos.
El día que un aguacate cueste Q500 será porque la gente puede pagar Q500 y los paga. Pero…¿habrán subido los salarios? La respuesta es que no. Claro que la gente recibirá salarios nominales más altos; pero en términos reales, ¿de qué sirve que uno reciba un salario nominal alto, si en términos reales no tiene poder adquisitivo? ¿De qué sirve que parezca que uno gana más, cuando en realidad no está ganando más? Si se siembran los vientos de la indexación, se cosecharán las tempestades de la inflación.
La única forma sana de hacer que suban los salarios es propiciando un ambiente en el que los empresarios compitan por atraer a los trabajadores. Empero, si seguimos con uno en el que la fila de gente necesitada de trabajo es más larga que la fila de gente que lo ofrece, estamos perdidos. Pero más perdidos estamos si a aquella situación lamentable le añadimos la indexación. Dicha política es inmoral no sólo porque engaña a las personas, sino porque las condena a vivir la pesadilla de la inflación y sus consecuencias en los salarios reales y en los precios.
La noticia fue publicada el viernes, en Siglo Veintiuno; pero no puse enlace porque el sitio Web de ese diario no los permite.

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