Adaba con mi cuata, Jill, por el Centro Histórico cuando nos encontramos con una de esas tardes bailables que hay en La concha acústica del Parque Centenario.
Me encanta la marímba y me encanta como se divierte la gente. Y me encanta cuando mis cuates extranjeros tienen un atisbo de esta vida de otros tiempos en Guatemala.
Mi abuela, Frances, contaba que a mi padre le gustaba escuchar La gazza ladra, en ese espacio, los domingos en la mañana tocaba ahí la banda marcial.