Luego de asumir la nueva legislatura, la bancada de la Unidad Nacional de la Esperanza -que hasta este sábado era la bancada oficial- podría dividirse en cuatro pues la mayoría busca otras agrupaciones políticas para integrarse.
Así pasa siempre. Luego de ser castigados por los electores; los partidos oficiales que son expulsados del poder empiezan a desmoronarse ráppidamente. Frente al fracaso y al rechazo, los diputados, alcaldes y otros funcionarios empiezan a buscar acomodo, con sus pares, en otras agrupaciones. Algunos con rencor y otros con resignación; pero todos con las colas machucadas.
Así se desgranaron la Democracia Cristiana Guatemalteca, el Movimiento de Acción Solidaria; el Partido de Avanzada Nacional, la Gran Alianza Nacional, el Frente Republicano Guatemalteco y ahora la UNE. Algunos logran sobrevivir, aveces prostituyéndose y aveces también. Pero ninguno es ni la sombra de lo que era cuando se creía el rey del mundo.
Esto no es extraño porque, en Guatemala, los partidos políticos no son los intermediarios entre mandantes y mandatarios como los describen los libros de ciencias políticas. Son sólo roscas y maquinarias electoreras diseñadas para llegar al poder y usufructuar de él. Y claro…luego de traicionar las expectativas de los electores, se hunden. Hoy es el turno de la UNE.
Pero quienes son peores, ¿los que traicionan la “filosofía” del partido y a quienes creyeron en ellos, o los que también traicionan a sus electores recibiendo a aquellos a los que rechazaron?
Parece que estamos rodeados por traidores, en cualquiera de los dos casos.