Extorsión al peaje de VAS

 

No, no, no. ¿Vas a creer que el gobernador del Departamento de Guatemala le solicitó a la empresa propietaria de la Vía Alterna Sur que considere la posibilidad de reducir su tarifa de peaje mientras persista la emergencia en el kilómetro 24 de la carretera a El Salvador?

En su solicitud, que lejos de ser respetuosa es abusadora y, para efectos prácticos, extorsionadora, el funcionario usa argumentos altruistas para disfrazar de solidaridad y compromiso social sus pretensiones con respecto a la VAS. Si la empresa accede, será una forma de sanción de la víctima y un muy mal precedente para la propiedad y la libertad de empresa. ¡Imagínate que los inversionistas locales y extranjeros tengan que reducir precios y tarifas cada vez que un funcionario se los pida porque hay una emergencia! Cuando el presidente Arévalo anda buscando inversionistas —según dice la propaganda—, ¿les cuenta de esta posibilidad a quienes lo escuchan?

El altruismo no debe confundirse con la solidaridad o la benevolencia. El principio básico del altruismo es que el hombre no tiene derecho a existir para su propio bien, que el servicio a los demás es la única justificación de su existencia y que el autosacrificio es su más alto deber moral, virtud y valor. El altruismo declara que toda acción realizada en beneficio de otros es buena, y toda acción realizada en beneficio propio es mala. Por lo tanto, el beneficiario de una acción es el único criterio de valor moral, y mientras ese beneficiario sea alguien distinto a uno mismo, todo vale. La sanción de la víctima es la voluntad del bien de aceptar el papel sacrificial por el pecado de crear valores. «Entonces vi lo que andaba mal en el mundo, vi lo que destruía a hombres y naciones, y dónde debía librarse la batalla por la vida. Vi que el enemigo era una moralidad invertida, y que mi sanción era su único poder. Vi que el mal era impotente, que el mal era lo irracional, lo ciego, lo antirreal, y que la única arma para su triunfo era la disposición de los buenos a servirlo», dice el discurso de John Galt, en La rebelión de Atlas..

Por las implicaciones graves que esta extorsión tiene para toda empresa e inversión privada, estoy de acuerdo con lo que sugirió un amigo: que los semilleros paguen la diferencia con sus sueldos; y que el CACIF salga a defender a los de la VAS. Esta solicitud es un asalto disfrazado a la propiedad privada. Si no defendemos la libertad empresarial hoy, mañana seremos todos víctimas de la extorsión estatal. ¡Es hora de que el sector privado se una y rechace este precedente destructivo!

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