Virgen de la Pólvora y fiesta

 

Este día no volverá jamás, y quien no lo saboree, lo beba y lo olfatee, jamás volverá a encontrarlo en toda la eternidad. El sol no brillará nunca como lo hace hoy… haz tu parte: canta una canción, la mejor que hayas cantado, escribió Hermann Hesse; y la frase viene como anillo al dedo para mi primera columna del 2025, porque te voy a contar sobre el rezado de la Virgen de la Pólvora.

Lo niños conservarán las tradiciones de los toritos y los fuegos artificiales.

¡A que no sabías que hay una Virgen de la Pólvora!… y a que no te extraña que en Guatemala, la tierra del incienso y de la pólvora, salga en procesión.

Durante 63 años viví convencido de que el 1 de enero era un día de silencio y sin tráfico, uno de levantarse tarde y con hueva; y uno de goma —cuando ese era el precio de divertirse como mico—. Jamás me imaginé que en un mundo completamente distinto, ¿o fue en una dimensión distinta?, se celebra una de las fiestas populares y callejeras más espectaculares que he visto.

El landa llevaba al dragón de siete cabezas.

El miércoles en la noche la vivimos en el barrio de San Gaspar (a un costado del Teatro Nacional) y luego hacia la 1ª avenida y 23/24 calle… por ay. A la procesión la acompañan sendas tropas de diablos y arcángeles que, cruzando machetes, escenifican la lucha del bien contra el mal. Pero lo más espectacular —como no puedes imaginarte— es la cantidad de pólvora que precede al cortejo.

Entre la pirotécnia espectacular, diablos y arcáneles libraron la batalla del bien contra el mal.

A lo largo del recorrido hay metros y metros de ametralladoras, muchas de ellas trenzadas y aderezadas con bombas. Hay miles de cajas de fuegos artificiales que iluminan con colores la noche. En la cuadra donde nos apostamos para ver el paso del anda, esta se detuvo cerca de una hora porque fueron quemados cinco toritos y una cortina. Una cortina es un despliegue de fuegos artificiales que tiene palabras que se iluminan. ¡Ni en Joyabaj, para la fiesta de la Asunción, vi tanta, tanta, tanta pólvora!

También impresiona la música de la banda, que no solo es alegre como la que suele acompañar a las procesiones festivas. Son canciones dedicadas a la mujer amada y admirada, e incluso de despecho. La mayor parte de ellas podrían parecer inapropiadas para algún meapilas; pero desde la perspectiva popular, son canciones bien enraizadas en el folclore, como Perfume de gardenias, o El Superman.

A lo largo del recorrido, personas lanzan obsequios a las multitudes.

Como son barrios donde vive gente, las personas salen de sus casas y le dan la bienvenida al cortejo con todo. ¡Por supuesto que queman pólvora! Pero también sacan bocinonas con musicón. En algunas casas regalan cosas a la multitud. Por ejemplo, en una vimos cómo tiraban ponchitos y en otra vimos que obsequiaban tamales. Eso ocurre a todo lo largo del cortejo, y no faltaban quienes bailaban en las calles.

¿Qué te digo del anda? Sobre ella iban la Virgen de la Pólvora, un arcángel y un dragón con siete cabezas de acuerdo con la iconografía tradicional. ¡Pero en los dientes filudos del dragón se veía la saliva! ¡La espuma y el color del mar casi que olían a sal!

@luisficarpediem

Espectacular forma de empezar el año #procesion #virgendelapolvora #tradicion #tradicional #ciudaddeguatemala #donbosco #primerodeenero #procesionesgt #procesionesdeguatemala #rezado #luisfi61 #fiesta #celebracion #alegria

♬ sonido original – Luis Figueroa

Yo hubiera seguido hasta quién sabe qué hora, pero el frío empezó a calar y volví a casa. En esta dimensión —en la que estamos tú y yo ahora— y desde mi balcón la noche estaba serena, oscura, tranquila, dulce y gentil; pero en lontananza y en la profundidad de la ciudad, en la otra dimensión, se escuchaban los fuegos artificiales (que no se veían por la distancia y los edificios). Por unos segundos me pregunté si lo que había vivido hacía solo 20 minutos no había sido un sueño. Pero afortunadamente no lo fue. Fueron Guatemala y los chapines. Tierra de contrastes y de gente que sabe saborear, beber y olfatear la vida, y sabe que un día como hoy no le será vuelto a ofrecer jamás. Guate es una tierra de fiestas constantes y estoy seguro de que no hay tiempo suficiente para vivirlas todas.

Gracias a mis amigos Sergio y William por cambiar para siempre mi primero de enero; y gracias a los jóvenes —del Don Bosco— que hacen posible esta fiesta en calles y barrios antiguos.

Columna publicada en República.

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