Coronavirus y cuentos

En 1348 la peste negra o peste bubónica cayó sobre Florencia y siete mujeres y tres hombres jóvenes huyeron de la ciudad para refugiarse en una villa campestre.  ¿Qué hicieron en aquellos tiempos en los que no había Netflix, ni Facebook, ni Twitter?

Ilustración de la edición de Il Decameron publicada en Venecia h. 1492. Dominio público, via Wikimedia Commons.

Antes de contarte qué hicieron, te cuento que la pandemia se origino en algún lugar de Asia y llegó a Europa por medio de las rutas comerciales.  En Florencia, sólo un quinto de la población sobrevivió y sólo en Europa se estima que murieron unos 25 millones de personas.

Pues bien, te cuento que los jóvenes florentinos se entretuvieron contando cuentos durante 10 días.  Cien cuentos para ser exactos y el libro que recoge aquellos relatos se llama Decamerón, por Giovanni Boccaccio.  Los temas de los cuentos fueron el amor erótico y el amor trágico, la inteligencia humana y la fortuna.

En la biblioteca de mi abuela, Frances, recuerdo que el Decamerón estaba junto al Cantar de Mio Cid y de The Tales of Canterbury, en los estantes de arriba.  He aquí algunas frases de aquel libro: Confunde un buen hombre con un dicho ingenioso la malvada hipocresía de los religiosos. Boca besada no pierde fortuna, es más renueva como la LunaLa pobreza no quita a nadie nobleza, sino los haberes. La gratitud, según lo creo, es entre las demás virtudes sumamente de alabar y su contraria de maldecir. Empiezas a pensar en el mal antes de que te llegue, y si sucediere, entonces pensaremos en ello.

“A Tale from Il Decameron”, por John William Waterhouse, 1916, Lady Lever Art Gallery, Liverpool. Dominio público, via Wikimedia Commons.

Ahora que nos toca sobrevivir al coronavirus -como sobrevivimos a la gripe A, a la gripe aviar y a la enfermedad de las vacas locas– ¿cómo y con quiénes pasarías 10 días huyendo de la pandemia? Yo, que recuerdo los relatos de la gripe española -que contaba mi tía abuela, La Mamita- pienso que no estaría mal contar cuentos. Ver Netflix, Facebook y Twitter, OK; pero que no se pierda la bonita costumbre de contar cuentos.  Los chapines ya hemos sustituido los chistes por los memes; y aunque hay memes geniales, extraño los chistes, y extraño los cuentos.

Columna publicada en elPeriódico.

Comments

comments

2 comments

  1. ¿qué traducción del Decamerón recomiendas? me he topado con varias y no todas son buenas. Una vez me pasaron un cuento, el del gordo Chichibio (cocinero), y me encantó. Luego me topé con el mismo cuento pero era otra traducción, fue horrible… Pero ya no me acuerdo cuál era la traducción que me había gustado jajaja que lamentable.

  2. Te quedo mal, no tengo idea. La que yo leí estaba en la casa de mi abuela y fue en los 80 🙂