Alto a los burócratas de la educación

Los burócratas de la educación, dirigidos por Joviel Acevedo, amenazaron nuevamente con suspender clases, organizar marchas en los municipios y armar una protesta para pedir la renuncia de Jimmy Morales a la presidencia de la república. ¿Por qué? Porque el bocón del Presidente les ofreció un aumento de sueldo millonario –que saldría de los bolsillos de los tributarios­– y la administración Morales les incumplió. La promesa presidencial ocurrió en el contexto de otro acto de extorsión parecido al de esta semana.

Dos tweets llamaron mi atención en torno a este asunto.  Uno decía Lo que cuesta que un niño llegue a una escuela en Guatemala, para que un terrorista como Joviel Acevedo le robe el futuro; y el otro decía algo así como que no podemos dejar la educación de los más pobres en manos de gente como esos maestros.  ¿No te parece que ya es tiempo de ponerles un alto a aquellos burócratas y a su dirigencia irresponsable?

Para comenzar, es un error llamarlos maestros.  Acevedo y su gente son burócratas de la educación.  Es posible que muchos de ellos sean los responsables de que, en Guatemala, sea inaceptable el porcentaje de graduados de diversificado que gana las pruebas de matemáticas y lectura del Ministerio de Educación. En matemáticas, ¡ni 10 de cada 100 evaluados logran ganar las pruebas!

¿Te das cuenta de que la mayoría de víctimas de aquellos burócratas son niños vulnerables, cuyos padres los mandan a la escuela estatal porque no tienen otro palo en qué ahorcarse, y que lo hacen con la ilusión de que los chicos tengan acceso a algo mejor que lo que ellos tienen?  ¿De verdad no crees que haya que ponerle un alto a ese estado de cosas?

Todo esto de las huelgas y extorsiones de los burócratas de la educación no es de ahora.  ¿Te acuerdas que en 1989 hubo una huelga de estas gentes, que duró unos tres meses? Desde entonces, ¿qué administración –y qué tributarios– no se han visto sometidos a la extorsión de las huestes de parásitos de la educación y de los jovieles del momento? ¡Casi 30 años es demasiado! ¿Qué tal si acabamos con la educación estatal y sus incentivos perversos para la mala calidad, la corrupción y los abusos?

La foto es de elPeriódico.

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