El gobierno de Guatemala hizo lo correcto en la ONU y votó contra la resolución que rechaza el reconocimiento de Jerusalén como la capital de Israel.
Esta vez la representación chapina no fue tibia, ni pusilánime; y junto a otros nueve países, no apoyó aquella resolución infame. Infame porque le da la espalda al único país que es Occidente en el Oriente Medio y porque, de haber votado a favor, traicionaría al pueblo de Israel que es uno de los pocos amigos verdaderos que tenemos los guatemaltecos en el contexto internacional.
La votación chapina, además, contribuye a la paz y a resolver el conflicto en aquella región porque al dejar claros los valores que representa Occidente, frente a los que representan estados y organizaciones terroristas, Guatemala no alienta el apaciguamiento, ni la ambigüedad.
No está de más recordar esto que aconseja Ayn Rand: En todo conflicto entre dos hombres (o grupos) que comparten los mismos principios básicos, gana el más consistente. En toda colaboración entre dos hombres (o grupos) que se apoyan en diferentes principios básicos, el más maligno, o irracional es el que gana. Cuando los principios básicos opuestos están abierta y claramente definidos, eso obra en ventaja del lado racional; y cuando no están claramente definidos, sino que están ocultos, o difusos eso obra en ventaja del lado irracional.
De paso, esta es una buena ocasión para meditar sobre la naturaleza de la ONU. Y para ello te recomiendo:
- Thoughts on the United Nations; por Yaron Brook (Podcast)
- Here´s why the United Nations is an “ilegitimate, inmoral, evil institution; por Yaron Brook
- ONU historia de la corrupción, por Eric Frattini
- El espejismo humanitario, por Jordi Raich
- The Lords of Poverty, por Graham Hancock
La foto de Jerusalén es de Wikimedia Commons CC BY-SA 3.0