Hoy, que es Día de la Hispanidad, el chompipe de la fiesta van a ser Cristobal Colón y los que lo siguieron. Voy a suponer que a lo largo y lo ancho del Nuevo Mundo va a haber una exhibición de venas abiertas. Aún así y como en otros años, me echaré un par de tintos y meditaré lo que significó el 12 de octubre de 1492 para el mundo y la humanidad.
Acabo de leer (más bien de disfrutar en audiolibro) La cruzada del océano, por José Javier Esparza; libro que te recomiendo para entender mejor la mayor aventura jamás vivida por pueblo alguno; y las proezas que cambiaron la historia universal. El autor te lleva de la mano por vidas y hazañas estremecedoras y formidables, de héroes y canallas de todos los colores. Le pone perspectiva al mito del buen salvaje y a docenas de mitos más.
En esta temporada -si no has estado en este espacio antes- también suelo recomendar Empires of the Atlantic World, por John H. Elliot, que contrasta las presencias española y británica en el continente americano y en el que el autor explica que The retrospective reading of the histories of colonial societies inevitably conceals or distorts aspects of a past that needs to be understood on its own terms, rather that in the light of later preconceptions and preoccupations. To see societies in the context of their own times rather than from the privileged vantage point afforded by hindsight is not to excuse or mitigate their crimes and follies.
Dicho lo anterior, ¿qué hay que celebrar hoy? Sostengo que esta es una fecha propicia para celebrar la civilización occidental. La civilización que ha crecido alrededor de Aristóteles, Francisco de Vittoria, Juan de Mariana, Galileo Galilei, Isaac Newton, John Locke, Charles Darwin, Thomas Edison y Steve Jobs, entre muchísimos otros.
Por supuesto que Cristobal Colón -para mencionar un símbolo de esta efemérides- tenía graves defectos; pero su persona incluía muchas de las virtudes que han hecho posible occidente: una mente independiente, espíritu emprendedor y curiosidad científica, por mencionar unas. Todo ello, a pesar de los prejuicios y de las supersticiones que prevalecían en su tiempo.
En esta temporada, también recomiendo El genio de occidente, por Louis Rouggier. Y vale la pena celebrarla porque la civilización occidental es, sin duda alguna, el logro más grande de la Humanidad. Y para apoyar esta afirmación, menciono dos razones entre muchas otras: Los derechos individuales, y el método científico. Ninguno de los dos existía antes de occidente; y menos en este hemisferio, donde la gente se comía una a la otra, donde las mujeres eran objetos de cambio y donde los dioses se alimentaban de sangre humana.
¿Te puedo recomendar otro libro para leer en estos días? Los latinoamericanos y la cultura occidental, por Carlos Alberto Montaner. De paso, Carlos Alberto Montaner viene, a Guatemala, la semana entrante para participar en actividades académicas en la Universidad Francisco Marroquín.
¡Salud!, por lo que significa Colón; y ahora que está de moda destruir el pasado, seguramente es buen momento para detenerse y vivir con la Historia que nos gusta y con la que no nos gusta, como recomienda Carmina Valdizán en el artículo que he enlazado en este párrafo.
De paso, es posible que Colón haya sido precedido por Eric el rojo y los vikingos (¿de dónde iba a salir la leyenda de Quetzalcoatl, un hombre blanco y barbado, sino de esta posibilidad?), o incluso por algún chino; pero esas visitas no cambiaron la historia de la humanidad, ni tuvieron consecuencias notables (como no fuera la confusión de Motecuzoma II).