Buenas noticias para variar

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Al mismo tiempo que en Venezuela la gente inundaba las calles para protestar contra la tiranía y los efectos del socialismo y del estatismo, en Guatemala el Codeca y otras organizaciones como Unidad Socialista y Podemosgt  (hazme el favor) organizaron un paro nacional movilizado para promover, ¿qué cosas? Políticas socialistas y colectivistas.

Con todo y todo algo distinto sucedió ayer aquí.  Las manifestaciones organizadas por Codeca y sus socios suelen ser bloqueos que causan enormes daños y perjuicios a miles y miles de personas a lo largo y lo ancho del país.   En esta ocasión anunciaron un paro movilizado y la gente –por medio de redes sociales y de los medios de comunicación tradicionales– les advirtió: #NoMasBloqueos.

En general no hubo bloqueos, y quiero creer que la dirigencia popular y sus patrocinadores –como los noruegos y otros– cacharon que las viejas prácticas violentas a lo mejor deberían ser abandonadas.  A lo mejor cacharon que lo que ganan al generar la percepción de ingobernabilidad y lo que ganan con demostraciones de fuerza, lo pierden en términos del respeto que pudieran tener de parte de la población y en términos de su legitimidad como interlocutores válidos en una sociedad civilizada.

En Guatemala se ha ido cultivando una tradición de manifestar sin violencia y sin perjudicar a otros.  En los Viernes de luto la plaza del Obelisco quedaba limpia; en las jornadas de mayo de 2009 la Plaza de la Constitución quedaba limpia; en las jornadas de 2015 la mayoría de la gente se juntaba en la plaza sin estorbar y sólo una minoría de organizaciones populares marchaba por las calles y perjudicaba el tráfico. Algunas de esas organizaciones todavía ensucian con pintas y hoces y martillos la zona 1 cuando marchan en 20 de octubre y el 1 de mayo.

Lo bueno sería que esa cultura de ensuciar y de violentar los derechos de otros esté cambiando.  Lo bueno es que la ciudadanía pacífica se plantó con #NoMasBloqueos y lo bueno es que la dirigencia popular responsable (y sus patrocinadores) parecieron escuchar el mensaje.  La libertad de expresión es preciosa y no debería ser confundida con violencia.

Columna publicada en elPeriódico.

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