Al fin salimos de la elección presidencial y ahora, a otra cosa mariposa (a lo que es importante) pero antes echémosle un ojo a los resultados:
Jimmy Morales chamarreó a Sandra Torres y el ganador de los comicios obtuvo 67.44% de los votos válidos, en tanto que la exesposa de Alvaro Colom sólo consiguió 32.56%. Con el de la señora Torres fue sepultado uno de los proyectos consentidos del colectivismo y el estatismo radical guatemalteco.
Un 56.32% de los votantes inscritos decidió acudir a las urnas; y en la primera vuelta más de 70% de los electores fueron a votar. Esto es bueno porque confirma la irrelevancia de los grupos que llamaron a cancelar las elecciones. Su simiente no germinó. Está claro que los chapines preferimos el voto y que vale la pena rescatar las instituciones republicanas que nos permiten resolver diferencias políticas de forma pacífica.
Un 43.60% de los inscritos no acudió a las urnas; lo cual indica que muchas personas (descontados los que estaban enfermos, o de viaje, o algo parecido) optaron por ni siquiera ir a votar nulo. Y no nos engañemos, la cifra no es muy distinta a la de otros años. De los que fueron a votar 4.15% lo hicieron en blanco, o nulo. Esto, que pareciera que no es bueno, tiene un lado valioso: Jimmy Morales, el Presidente electo, no tiene un cheque en blanco, ni un mandato ilimitado. Los votantes de Torres no le dieron su mandato; los que no fueron a las urnas, tampoco; y los que votaron en blanco, o nulo, tampoco. Es bueno que ponga los pies sobre la tierra antes de que se maree. De sus votantes, muchos no votamos por él, sino contra Torres. Sus votantes no lo eligieron porque pensaran que era el mejor; lo eligieron para rechazar a la otra opción y lo que representa. Sólo los Jimmyliebers están entusiasmados con Morales y su amigo imaginario. Los demás estamos a la expectativa y le tenemos el ojo puesto.
Hay más buenas noticias: entre abril y octubre los chapines salimos de los tres partidos políticos más nefastos de la historia reciente del país: El Partido Patriota (de Otto Pérez y Roxana Baldetti), el Partido Libertad Democrática Renovada (de Manuel Baldizón) y el Partido Unidad Nacional de la Esperanza (de Sandra Torres). Para los que no conocen como funcionan las cosas aquí, en Guatemala no hay esos partidos políticos que describen los textos como basados en ideologías y planes programaticos e intermediarios entre mandantes y mandatarios. Aquí son roscas electoreras fundadas para llevar a sus propietarios y a sus clientes al poder. Llegan, o no llegan y más temprano que tarde colapsan. ¡Ahora colapsaron tres en seis meses! Esto abre oportunidades inmensas si logramos que no pasen las reformas electorales fatales que aprobó el actual Congreso (de depurables) y ahora están en manos de la Corte de Constitucionalidad. Y hay que apoyar a los diputados decentes que hay en el Legislativo.
El Presidente no tendrá una bancada significativa; y con los partidos políticos tradicionales en proceso de descomposición habrá muchos movimientos entre los diputados. Hay que aprovechar esta oportunidad para depurar el Congreso y evitar que los dilputados impugnados y con cuentas pendientes con la justicia tomen posesión de sus curules. ¡Hay que sacarlos a sombrerazos, y si fuera necesario a cinchazos!
¿Cuáles son los retos más inmediatos para el nuevo Presidente? 1. Eliminar del presupuesto del estado (empezando por el Ejecutivo, claro) todo privilegio, toda fuente de corrupción, todo malgasto, todo desperdicio, toda plaza fantasma, toda plaza innecesaria, todo pacto colectivo abusador y toda partida sospechosa hasta lograr un presupuesto en el que los gastos no superen los ingresos reales. Tiene que convencernos de que si era cierto que no es corrupto, ni ladrón (ni sus funcionarios y empleados). Además, tiene que recuperar la confianza de los tributarios. Si no logra eso va camino a ser moro al agua. Alguien que le recuerde que los mandantes y los tributarios andan que sólo ganas. 2. Tiene que darle prioridad absoluta al tema de seguridad y justicia. Urge una reforma judicial integral y que no esté diseñada para satisfacer grupos de interés; sino para servir a los mandantes y a los tributarios. ¡Para servir a la justicia! Y urge que la gente perciba que ya no está a merced de maras, de mafias, de asaltantes, de extorsionistas, de sicarios y de otros criminales. 3. Debe enfocarse en fortalecer la institucionalidad. Nada de aventuras. Nada de prestarle atención a las exigencias de los grupos de presión, ¡ni siquiera a sus patrocinadores! Ahora será el Presidente de Guatemala y no de algunos guatemaltecos.
Yo digo que no hay que darle descanso a la nueva administración. No vaya a ser que se ganen el mote de pipoldermos…y para entonces ya será tarde.
Tiene que comenzar desde el 15 de enero con los cambios necesarios que van a provocar disgustos entre algunos, así contará con el apoyo de la plaza. El actual presidente ya le abrió el camino eliminanado 150 plazas de las miles que hay minando las arcas, que no pierda el momentum en pláticas estériles con grupillos que no representan a nadie.