El “Salustio”, de Ibarra

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Ayer conocí La conjuración de Catilina y la guerra de Jugurta, por Cayo Salustio Crispo; en la edición popularmente conocida como El Salustio, de Ibarra.

El ejemplar fue impreso por Joaquín Ibarra, es considerado como el libro mejor  impreso en la España del siglo XVIII y la traducción se le atribuye al  infante don Gabriel de Borbón, según me contó el bibliophile extraordinaire Francisco Cabrillo, director general del Colegio Universitario Cardenal Cisneros.  La verdad es que no siente algo cuando tiene en sus manos este tipo de ejemplares; y más cuando la experiencia viene acompañada por información de parte de alguien que no sólo conoce del tema sino que se apasiona por los libros y la historia.

Curiosamente conocí a Catilina -de paso- por medio de mi profesor de Pensamiento Político, Salustiano Lucas; y luego, en mi vida, por medio de mi admiración por Marco Tulio Cicerón, y por la novela La columna de hierro, de Taylor Caldwell.  ¿Viste? Salustio y Salustiano.  Me gustan esas coincidencias.

El ejemplar que tuve en mis manos forma parte de la Sala de colecciones especiales de la Biblioteca Ludwig von Mises.

De Salustio hay dos frases que me gustan mucho:

  • Sólo unos pocos prefieren la libertad; la mayoría de los hombres no busca más que buenos amos;
  • La fortuna sigue a los mejores.
  • Es mísero callar cuando importa hablar.
  • Los buenos son más sospechosos a los tiranos que los malos; la virtud ajena siempre les resulta temible.

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