En casa, el caldo de huevos que hacemos es la receta de mi bisabuela, Adela. Es uno de mis platos favoritos en todo el universo mundo porque es delicioso y es algo muy de la familia. Y ayer disfrutamos de esta delicia.
Pones a hervir los huesos, y la carne del pavo de la Navidad (que has guardado en el congelador) junto con el relleno y el gravy que sobraran. Que hierva a fuego lento unas dos, o tres horas. Luego lo cuelas bien. Bien. Le añades Cremas de tomate (de sobre, o de lata) hasta que adquiera un color rojo atractivo; pero que el sabor de las cremas no supere al del caldo del pavo. Le añades un ramo de apazote y lo dejas hervir otra hora. Sazonas y eso es el caldo.
En una olla pequeña pones caldo y ahí, en un cucharón de servir sopa, cueces un huevo. Cuando el huevo está cocido a tu gusto (a mí me gusta tierno) lo sirves en el plato en el que lo comerás y le añades caldo hirviendo, y buenos queso parmesano y crema. Y algo de chiltepe, si te gusta el picante.
En realidad y para mi gusto, lo mejor del pavo es el relleno y lo que viene después: este caldo de huevos y los sandwichs de pavo. Normalmente los comemos cerca de la Navidad o del Año Nuevo; pero esta vez esperamos para esta temporada y fueron muy bien aprovechados.
Enjoy you did! Qué rico. Estos días he comido huevos tibios, poché (poached) que no comía en años, gracias a tus artículos.