Con el pinabete y las manzanillas llegó la Navidad a casa. Con el pinabete, las manzanillas y la Navidad llegó la fiesta.
La navidad guatematleca huele a pinabete y a manzanillas; y huele a pólvora, a tamales, y a aserrín coloreado. Huele a estreno.
A mí el aroma del pinabete me transporta en el tiempo y en el espacio. A veces me pone en pijama de piesitos y y me baja del dormitorio a la sala en brazos de mis padres. A veces me pone en pantalones cortos y me sube a mi primera bicicleta. Otras veces me mete a la cocina a hacer galletas con, o a rellenar el pavo con mi madre. El aroma del pinabete me lleva por las casas de mis abuelas y me acaricia con las manos suaves de mi bisabuela. El aroma del pinabete me lleva de compras con mi padre.
El pinabete y las manzanillas me dicen: Esta es tu casa.
El pinabete y las manzanillas me invitan a agradecer todo lo bueno que me rodea y, sobre todo, a agradecer todas las personas buenas que me enriquecen mi vida. Me invitan a agradecer el amor, el cariño y los cuidados de quien comparte mi camino.
En casa el arbolito, sus aromas, sus luces y sus decoraciones nos recuerdan el mensaje de la Navidad: Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Y también simbolizan la alegría de que podemos reunirnos a su alrededor y celebrar.
Como en otros años el pinabete que celebra la alegría de estas fechas es gracias a doña Mireya, don Ronald y al Rafa; y si quieres el tuyo los hay hermosos en la 30 calle 11-42, zona 12, colonia Santa Rosa II; teléfono 2476-0496.
¡Qué árbol más divino!
Dile a Mayra que te enseñe el mantel navideño que le hice hace unos años. (Por lo menos la foto).
Felices fiestas para ti y tus seres queridos, Luis.