¡Vaya hombre!, la Administración se echó atrás con eso de endeudarnos para pagar las deudas ilegales que conforman la llamada deuda flotante. Es inaceptable que los pipoldermos nos endeuden para pagar deudas.
Aquel endeudamiento fue contraído en violación clara de los artículos 152 y 171 de la Constitución y de la Ley General del Presupuesto, ya que esa deuda no contó con la aprobación, ni la opinión previa del Congreso, ni de la Junta Monetaria.
Eso de las deudas flotantes no es cosa nueva. Recuerdo, muy bien, que para el final de la administración de la Democracia Cristiana, eso también era un gran clavo. Los que hacen negocios con el gobierno, ya deberían saber que el gobierno es mala paga. Tengo un amigo -industrial- que nunca le vende al gobierno. Podría hacerlo; pero ha tomado la decisión de evitarse el pago de mordidas y evitarse el atraso en los pagos. Y creo que él es un empresario ejemplar.
A final de cuentas, si tu negocio no depende de venderle al gobierno, ¿qué necesidad hay de meterse en el mundo de la corrupción y de la mala paga? Pero…si tu negocio depende de venderle al gobierno, en realidad debes enfrentar las consecuencias de haberte involucrado en el mundo de la corrupción y de la mala paga.
Ciertamente que es necesario separar el grano de la paja; y antes de que sea desembolsado un sólo centavo de los tributarios, los acreedores de aquella deuda deben ser separados en dos grandes grupos: los legítimos que sí proveyeron servicios, o bienes y que estos sean de calidad; y aquellos ilegítimos, producto de la corrupción, el clientelismo y otras malas prácticas. A estos últimos no se les debe pagar ni un centavo.
Y, además, se debe perseguir penalmente a los responsables de ocasionar la deuda flotante ilegítima.