04
Sep 12

Oportuna y atinada advertencia sobre la criminalización de la sociedad

En su editorial de ayer, El Periódico nos advierte sobre un peligro en la Ley de Enriquecimiento Ilícito que se discute enel Congreso de la República.  Es un caso evidente en el que los pipoldermos crean un delito que, como espada de Damocles, pende amenazantemente sobre cualquier persona.  Este tipo de delitos, en vez de defender a las personas contra la rapiña de los políticos y sus funcionarios, las hacen vulnerables frente a posibles  incriminaciones arbitrarias y de orígen político.

El editorial dice así:

En el proyecto de la Ley de Enriquecimiento Ilícito se tipifica el delito de tráfico de influencias así: “Comete delito de tráfico de influencias la persona que por sí misma o por interpósita persona o actuando como intermediaria, influya en un funcionario o empleado público prevaliéndose para ello de su jerarquía, posición, amistad o cualquier otro vínculo personal, para obtener un beneficio, contrato, convenio, resolución o dictamen en un asunto que dicho funcionario o empleado público esté conociendo o deba resolver, haya o no detrimento del patrimonio del Estado o de un tercero. El responsable de este delito será sancionado con prisión de dos a seis años e inhabilitación especial. La misma pena tendrá quien por sí mismo o por interpósita persona, reciba o solicite, haga dar o prometer para sí o para otro, cualquier beneficio con el ofrecimiento de interceder ante un funcionario o empleado público que esté conociendo, resolviendo o haya de conocer o resolver cualquier asunto judicial o administrativo, haya o no detrimento del patrimonio del Estado o de un tercero (…)”.

Esta tipificación no es congruente con el Artículo XI de la Convención Interamericana contra la Corrupción, porque se omite intencionalmente la oración “(…) en virtud de la cual obtenga “ilícitamente” para sí o para otra persona (…)”. Por otro lado, la mayoría de leyes penales en el mundo establece que cometen este delito los funcionarios o empleados públicos y no los particulares. Con esta redacción se criminaliza a todos los que lleven a cabo cualquier gestión, trámite o solicitud lícita ante funcionario o empleado público. Gestionar una licencia municipal, una exoneración, un contrato, un proyecto comunal o una entrevista periodística podría llevarlo a uno a la cárcel hasta por seis años. Por supuesto, los profesionales universitarios, los gestores y periodistas estarían inhibidos de promover ante cualquier autoridad los asuntos de sus clientes o empleadores. De hecho, los mismos abogados ya no podrían “abogar” (interceder, hablar en favor de alguien, convencer con argumentos) por sus clientes ante los tribunales o autoridades administrativas y edilicias. Conocer y acceder a un juez, alcalde o funcionario podría ser suficiente para denunciar a un abogado, bajo el cargo de tener un “vínculo personal” con el servidor público.

Sin duda, este es un ejemplo elocuente de “Derecho Penal del Enemigo”, porque la intención velada es que el delito se aplique a los “peligrosos” o “indignos”, y que toda persona pueda ser incriminada bajo cargos espurios. ¡Ciudadanos, no lo permitamos!


04
Sep 12

¿Y si haces tu propia restauración del “Ecce homo”?

El Premio Cecilia, para restauradores aficionados ha sido creado para honrar a todos los restauradores que hay sueltos por ahí.  Haz tu restauración y twitéala con el hashtag #ceciliaprize; si lo haces tendrás la oportunidad de ganar un poster del Ecce Homo, pintura restaurada por la ahora famosa Cecilia Jiménez.

He aquí la galería de algunos de los participantes.

 


04
Sep 12

Para los adoradores del estatismo

Hay, por ahí, muchas personas que creen que los pipoldermos deberían hacer carreteras, promover el turismo, dar salud y educación y cosas así. Claro que ellos no les dicen pipoldermos; sino que prefieren decir que el gobierno debería hacer carreteras, promover el turismo, dar salud y educación y cosas así.  Pero, en realidad, el gobierno no es más que los pícaros políticos que por el momento detentan el poder (de ahí la palabra pipoldermos).

Entonces suceden cosas así: la principal carretera que lleva a Panajachel -en el Lago de Atitlán- es peligrosísima y está colapsando.  Los pipoldermos gastan platales de los tributarios para promover que los turistas vengan a ver aquel hermoso lago y sus volcanes;…pero no hay carretera para llegar. Y si la hay, es como una ruleta rusa.

Y, ¿qué pasa cuando los pipoldermos tienen que administrar el dinero que toman de los tributarios?  Hacen todo lo que sea necesario para gastar con discrecionalidad, sin dar cuentas claras, y hacen güizachadas para defraudar a los tributarios, sin dejar de cumplir con la ley.


04
Sep 12

El triste destino del arco “kistch” de Xela

Guatemala se está llenando de monumentos kitsch; y uno de los más kistch de todos es el arco de la 7a. calle de la zona 2 de Xelajú.  La palabra kitsch efine al arte que es considerado como una copia inferior de un estilo existente. También se utiliza el término kitsch en un sentido más libre para referirse a cualquier arte que es pretencioso, pasado de moda o de muy mal gusto.

La obra costó Q2 millones 500 mil del dinero de los tributarios chivos; y ahora es un adefesio inútil. No sólo por feo; sino porque no cumple propósito alguno y terminó siendo un basurero y un meadero.  La gente quería que fuera un museo, ¡hazme el favor!

El arco conmemora a las víctimas de la Revolución de 1897; que fueron fusilados por querer establecer el estado de Los Altos.

Muchos alcaldes, para mayor gloria de sus administraciones, construyen cosas parecidas cuando tienen una platita que repartir entre los que resulten beneficiados con el negocio.  La vez pasada, cuando iba para la finca El Tempixque, a inmediaciones de La Antigua, vi uno de estos objetos y es una lástima que por lo mareado que iba no tuve ganas de fotografiarlo.


04
Sep 12

¡Que el Congreso se reúna menos!

Ni la vida, ni la libertad, ni la propiedad de ningún hombre está a salvo cuando el legislativo está reunido, escribió -con toda la razón del mundo- Mark Twain.  Por eso celebro que los diputados usen los viernes para viajar a sus distritos y aplaudiría que tampoco trabajaran los lunes para que descansen después de andar recorriendo los caminos polvorientos de la Patria.  ¡Que descansen los miércoles, como los médicos!

Es un error suicida -para una república en construcción- pedir que los diputados produzcan legislación como si se tratara de hacer chorizos.