Don Clodoveo contra la minera

La vida de Clodoveo de Jesús Rodríguez, de 78 años dió un giro inseparado cuando la minera El Escobal llegó a instalarse cerca de sus tierras.  Su propiedad quedó rodeada por los terrenos de la mina; pero él se resiste a vender su tierrra porque considera que en en ella están sus raíces.

Esto le ha significado todo tipo de presiones y dificultades; su parcela ya no tiene fuentes de agua y su salud se deteriora; pero Rodríguez prefiere resistir. Don Clodo, como todos lo conocen, posee una manzana y media de terreno que ha utilizado para la agricultura, además de la crianza de vacas para su subsistencia.

Don Clodo -y sus vecinos que sí vendieron- son víctimas de un sistema colectivista, cruel y empobrecedor según el cual aunque él es dueño del suelo, el estado es dueño del subsuelo.   Si don Clodo y sus vecinos que si vendieron vivieran en un sistema distinto: uno en el que ellos fueran dueños del subsuelo, posiblemente estarían en camino de ser millonarios.

En el sistema que condena a don Clodoveo, el estado y los propietarios de la minera gozarán de los minerales que hallen en las tierras que eran de los vecinos de don Clodo.  Pero en un sistema distinto, don Clodo y sus vecinos serían dueños -no de tierras áridas para sembrar cebollas y subsistir- sino de los minerales que hay en el subsuelo.

Contrasta, el caso de don Clodo, con el de mi cuate, David.  El heredó, de sus padres, un pozo de petróleo en Texas.  Si eso le hubiera ocurrido en Guatemala, hubiera recibido unos pocos quetzales por el terreno donde está el pozo y ya.  O hubiera sufrido la suerte de don Clodo y no recibiría nada.  Empero, como su pozo está en Texas, David recibe beneficios de su petróleo.  El estado no se queda con la riqueza del subsuelo en el caso de David; pero sí en el caso de don Clodo y sus vecinos.

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  1. El tema me parecio tan complejo y lleno de consideraciones morales, sin embargo al leer el análisis tan sencillo y acertado de Luisfi me quede perplejo. Realmente es tan sencillo y claro como el agua, el sistema colectivista castiga al propietario de la tierra. Es tan, pero tan perverso el sistema actual que debiese ser cambiado. Ójala los políticos tuviesen un poco de la lucidez mental de Luisfi e hicieran los cambios pertinentes.

  2. Sergio Samayoa

    Eso es, como siempre lo he dicho, lo que diferencia a los países ricos de los pobres: propiedad privada REAL.