Los futuros posibles

En una conversación que tuve con Peter Thiel –el fundador de PayPal– él dijo que no pierde la esperanza porque ya no cree que la política abarque todos los futuros posibles.  Añadió que vivimos en un mundo en el que hay una carrera entre la tecnología y la política; y que cree que algunas de aquellas les facilitarán, a las personas, tener esferas de acción fuera de la esfera de los estados. Dijo aquello en el contexto de que si bien el futuro se ve peligroso, ni es cierto que la Historia determine el futuro de los individuos, ni es cierto que estos no puedan cambiar el curso de los acontecimientos. La mejor actitud, dijo, es ser valiente, recordar que los individuos son lo más importante y que a cada uno de nosotros nos corresponde decidir si vamos a hacer el futuro mejor, o no. Me acordé de aquella conversación al ver, en elPeriódico, a Alessio Rastani sobre un letrero que dice: Los gobiernos no dirigen el mundo.

Rastani indignó a muchos porque advirtió que los esfuerzos de los gobiernos europeos y de su clientela van a fracasar, y que aquellos que falseen la realidad y confíen en la política en vez de en el buen juicio van a perder muchísimo. Podemos ignorar la realidad, pero no podemos evitar las consecuencias de ignorarla, es lo que parece que dice este personaje controversial. Mira, tú, a dónde nos han traído los gobiernos gastones y su clientela acostumbrada a vivir como bamboccioni en los bancos, en los sindicatos, y en todas partes, digo yo.

Tal vez sí es tiempo de que los gobiernos dejen de dirigir el mundo y de que los individuos ampliemos nuestras esferas de acción más allá de las esferas de los estados.

En Guatemala, las nuevas tecnologías les han abierto a los votantes y a los tributarios experiencias disruptivas de participación cívica. En las elecciones pasadas, 11.85 por ciento de los votantes rechazaron, expresamente, el amplio abanico político que se le ofrecía. Si votos nulos y en blanco hubieran sido un candidato presidencial, este hubiera ocupado el cuarto lugar, arriba de otros siete aspirantes de todos los colores y sabores.

Y si el futuro se pinta nebuloso, como individuos podemos elegir ignorar la realidad, o no. Eso sí, lo que no podremos evitar será las consecuencias de haber ignorado la realidad, o no. Yo digo que es tiempo de una reforma que amplíe las esferas individuales de las personas y nos permita no perder la esperanza, conscientes de que la política no abarca todos los futuros posibles.

Esta columna fue publicada por El Periódico.

Actualización: recién me entero de que Rastani es una especie de fraude; pero, ¿cómo es que dice el dicho? Los niños, los bolos y los locos siempre dicen la verdad.

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