El privilegio de un precio político para sus productos y sus negocios es lo que piden los empresaurios por medio de las declaraciones que leímos hoy, de parte de Tulio García, enviado del sector empresarial a la Junta Monetaria.
García se queja de que las autoridades no subsidian el tipo de cambio para favorecer sus intereses y amenaza con que si continúa esa tendencia algunas empresas tendrán que cerrar.
Los empresaurios, principalmente exportadores, quieren un precio artificialmente alto para el dólar, aunque con ello perjudiquen deliberadamente a importadores y a personas que amortizan sus casas, o las alquilan con la divisa estadounidense, a los que están por comprar su carrito, o a los empresarios que necesitan importar maquinaria y otros bienes de capital para mejorar la productividad.
Los precios, como el del dólar, son mensajeros que les indican a los actores económicos dónde colocar sus recursos para crear riqueza. Si los precios no son reales los actores económicos reciben mensajes falsos y su cálculo económico puede resultar errado, con las pérdidas consecuentes. Por eso es que no hay que hacer caso a las lágrimas de cocodrilo de los empresaurios.
Todos nos beneficiamos más si los precios son reales. Y todos nos perjudicamos más si se privilegia con precios políticos a sectores interesados.